Además de tener que soportar las incomodidades tras los trabajos de “modernización” de la terminal aérea, los usuarios ahora también tienen que aguantar e baño de lluvia por la ola invernal, algo totalmente indignante y lejos de parecer una terminal aérea.
Resulta injustificable que además de la espantosa fachada del aeropuerto Internacional Ernesto Cortissoz, los usuarios adicionalmente tengan que padecer para abordar y desabordar un vuelo, exponiéndose a la intemperie, incluso en medio de fuertes lluvias, terminando totalmente empapados a falta de un puente de abordaje, pero en caso que sea por costos adicionales al uso del puente, la implementación de sombrillas que los proteja en medio de la operación de embarque y desembarque.
A pesar que la aeronave es estacionado en una posición remota a la terminal, la demarcación con conos parece ser insuficiente, pues el desespero en medio de las condiciones climáticas y lluvias, lleva a los pasajeros a buscar la vía más rápida de llegada a techo donde no mojarse.
Bajo esta situación el concesionario debe disponer de un inspector de rampa que esté atento a las operaciones aéreas de las diferentes aerolíneas, y velar por el cumplimiento normativo, haciendo valer los derechos de los usuarios y bajo las condiciones de máxima seguridad y protección, no como se viene registrando en la actualidad.
Son muchos los pasajeros que deben cubrir sus cabezas con bolsas, e incluso, con sus mismos equipaje de mano, pues con la indiferencia de las aerolíneas y del mismo concesionario, demuestran la poca importancia hacia los usuarios.
Así las cosas, son injustificables las excusas que a bien se pueden evitar, con la complementación de elementos sencillos para p´protección de pasajeros como sombrillas, puentes de abordaje, vehículos para movilización de pasajeros entre otros.
La lluvias esta vez no se limita a condiciones meteorológicas, sino también a las críticas de los usuarios, pues visitantes, turistas y propios se suman a ellas en medio de un coas bajo el manejo de grave, donde la falta de planificación del concesionario, Grupo Aeroportuario del Caribe SAS, deja entrever con estas situaciones.