El mundo del fútbol está de luto. Falleció en Barranquilla a causa de una neumonía desatada por el COVID-19, Ricardo Ciciliano, reconocido futbolista que hizo parte de varios equipos del fútbol profesional de Colombi y Perú, además de haber sido campeón con la Selección Colombia en el Sudamericano Sub-17 de 1993.
Ciciliano había nacido en Soledad, Atlántico, y desde pequeño de ostró su habilidad para jugar fútbol. Luego de muchos partidos destacados con la selección Atllántico y la Selección Colombia sub15, Ciciliano llamó la atención de varios equipos de fútbol colombiano que le ofrecían ir a terminar de formarse en ellos, pero el quería jugar ya a manera profesional y con apenas 16 años el Deportivo Pereira lo ficha y lo pone a debutar.
De ahí se inició una larga y fructífera carrera como futbolista profesional que lo llevó a vestir la camiseta de varios equipos del fútbol colombiano como Deportivo Cali, Deportes Tolima, Millonarios, Once Caldas, Junior en dos oportunidades, Juan Aurich del Perú y Atlético Huila, equipo en el que se despidió como futbolista el 4 de noviembre de 2012, debido a una lesión muscular que lo aquejaba.
Ciciliano fue campeón en Colombia con el Deportes Tolima en 2003, Deportivo Cali en 2005, Juan Aurich del Perú en 2011 y fue el máximo goleador de la Copa Sudamericana en 2007.
Luego de su retiro como jugador, Ciciliano regresó a Barranquilla, donde seguía vinculado al fútbol, pero esta vez en calidad de asistente en las selecciones Atlántico de diferentes categorías y con una pequeña escuela de fútbol a la cual también dedicaba parte de su tiempo,
El ex futbolista permanecía en la unidad de cuidados intensivos de la Clínica La Asunción de Barranquilla, desde principios de septiembre, aquejado con una fuerte afección respiratoria de la cual no se pudo recuperar, dado que el COVID-19 que padecía complicó de manera progresiva su cuadro clínico.
Deja seis hijos, el último de los cuales aún no ha nacido, situación que hace mucho más dolorosa la partida de este gran jugador, quien se destacó por su habilidad para patear de larga distancia, calidad con el manejo del balón y sobretodo, por su espíritu alegre y jovial que le dejó grandes amistades en el deporte.
Varios ex compañeros expresaron su profundo dolor por la temprana partida de CICI como le decían de manera cariñosa sus amigos. Paz en la tumba de un crack.