El barrio Bendición de Dios, ubicado en la ribera del Río Magdalena cerca de la zona portuaria de Barranquilla, vive una tragedia recurrente que se ha cobrado la estabilidad de sus habitantes en varias ocasiones. Este lunes 20 de enero, un incendio arrasó con al menos 25 casas, dejando a familias enteras sin hogar, en un barrio que, a pesar de sus 21 años de existencia, sigue sumido en la pobreza y la vulnerabilidad.
El barrio, compuesto principalmente por familias desplazadas por la violencia y migrantes venezolanos, es uno de los más afectados por la falta de infraestructuras básicas. En sus 600 viviendas, pocas están construidas con materiales sólidos, y la mayoría de las casas son de madera, cartón, plástico o zinc. Además, los residentes carecen de servicios públicos formales: cocinan con gas propano, se abastecen de agua de redes improvisadas y sus conexiones de electricidad son ilegales.
Este incendio es solo el último de una serie de emergencias que han golpeado a la comunidad. En los últimos 8 años, Bendición de Dios ha sufrido tres grandes incendios, el primero de ellos en agosto de 2016 y el segundo en mayo de 2022. En total, unas 70 casas han sido consumidas por las llamas, dejando a decenas de familias en la calle.
El incendio del 20 de enero comenzó a las 12:36 p.m., y rápidamente se propagó por varias viviendas del sector. La desesperación y el pánico se apoderaron de los residentes, muchos de los cuales estaban trabajando cuando se enteraron de que sus hogares habían quedado reducidos a escombros.
Cinco máquinas del Cuerpo de Bomberos de Barranquilla fueron necesarias para sofocar las llamas, pero los daños ya estaban hechos. Los bomberos lograron controlar el fuego, pero no pudieron evitar que muchas familias perdieran todo lo que tenían.
Tras el incidente, la Oficina de Gestión del Riesgo inició un censo en el sector para identificar a las víctimas y evaluar las necesidades de la comunidad. La situación es crítica, ya que el barrio sigue sin recibir una atención adecuada en términos de infraestructura, seguridad y bienestar social.
Bendición de Dios sigue siendo un reflejo de la pobreza estructural y la falta de respuesta institucional ante las necesidades de los más vulnerables. La tragedia de este lunes solo es una más en la larga lista de emergencias que han marcado la vida de quienes habitan este barrio olvidado.