La gobernadora del Atlántico, Elsa Noguera, llegó hasta el corregimiento de Hibácharo, en Piojó, a supervisar una de las obras culminadas con éxito del programa de jagüeyes y reservorios, el cual hace parte de la estrategia de reactivación económica del Atlántico ‘El Campo a Toda Marcha’.
“Somos conscientes de que con agua hay campo. Es por esto que para nosotros la rehabilitación y construcción de los jagüeyes y reservorios era una prioridad. A menos de un mes de haber iniciado las obras, hemos avanzado en la zona costera, en los municipios de Luruaco, Juan de Acosta y Piojó, además de Repelón”, aseguró la Gobernadora.
Las obras de construcción y rehabilitación de jagüeyes y reservorios en el Atlántico se llevan a cabo después de finalizar el proceso de convocatorias del programa, en el cual los alcaldes tuvieron que postularse para acceder a los recursos y los cupos disponibles. Estos fueron calculados con base en la proporción de la actividad ganadera por municipio, la disponibilidad presupuestal y la dimensión promedio de un jagüey (300 metros cúbicos) para el suministro de agua de 10 animales, aproximadamente, en época de sequía.
“Una de las grandes problemáticas que estuvieron enfrentando nuestros productores a principios de este año fue la falta de agua para las labores del campo y el consumo de los animales. Con la construcción y rehabilitación de 530 jagüeyes y reservorios en el Atlántico, estamos buscando que los pequeños campesinos puedan abastecerse de agua en esta época de lluvias y enfrentar la sequía que se aproxima”, dijo el secretario de Desarrollo Económico, Miguel Vergara.
Por su parte, Felipe Pacheco, uno de los beneficiarios del programa y propietario de la finca Villa Estefani, aseguró que esta ayuda de la Gobernación llegó en el momento indicado, debido a que con el agua podrá mejorar la productividad de su pequeña finca y de sus cultivos.
Las intervenciones, que se están realizando con el apoyo del banco de maquinaria de la Secretaría del Interior, a través de la Subsecretaría de Gestión del Riesgo, se enmarcan en los programas para la protección de la agricultura campesina, familiar y comunitaria (ACFC), ante situaciones que pudieran afectarlas, como las derivadas del cambio climático o las originadas por los impactos del Covid-19 en el territorio.