Un hombre nacido en Arabia Saudita y criado en Pakistán fue sentenciado el viernes a 26 años de prisión tras declararse culpable de ayudar al grupo fundamentalista islámico.
Sin embargo, como parte del acuerdo de culpabilidad, se le permitió leer una narración de sus vivencias, en lo que constituyó el primer testimonio público de abusos cometidos contra un detenido tras los ataques del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y el Pentágono.
“Los estadounidenses me forzaron a un enema. No sé por qué hicieron esto y el dolor fue terrible. Revisaron mi cuerpo con sus manos y me tomaron fotos desnudo. Alguien me puso un pañal y me lo sujetó con cinta adhesiva de plomería”, recordó en su narración, escrita a mano.
Khan aseguró ante el tribunal que pasó días encadenado, a veces colgando, sin comida ni ropa, en celdas oscuras, con música a todo volumen, sin acceso a un baño o electricidad.
Su testimonio se agudizó, toda vez que contó que no tenía acceso a un baño y estaba obligado a hacer sus necesidades en una esquina.
Sin embargo, la sentencia es en gran parte simbólica, ya que Khan y sus abogados alcanzaron un acuerdo secreto con un alto funcionario del Pentágono por el cual el hombre puede quedar libre en febrero de 2022.
Khan admitió trabajar como mensajero de al Qaeda y está detenido desde que fue capturado en Pakistán en 2003.