Por: Jorge Vergara Carbó
La empresa Argos, en diversas épocas de nuestra historia se ha visto involucrada en problemas de posesión de tierras. Los conflictos más divulgados por los medios de comunicación del país, son las compras de tierra que hizo en San Onofre (Sucre) y en los Montes de María. También aparecen las tierras en Becerril (César) en tierras de Santa Fe
A raíz de la entrevista que le hiciéramos a los señores Jairo Molinares Villanueva y Heber García Machado, propietarios de dos lotes ubicados en la autopista al mar, entre la circunvalar y el Vivero que está al frente de la Universidad del Norte, justamente debajo del puente peatonal, un fiel oyente a quién reservamos el nombre me hizo llegar esta historia. “corajuda fue la posición del programa radial Política Pública, del 29 de septiembre los cementeros no respetan pinta” Relata que en el año 1.975(era Cementos del Caribe, hoy Argos) Monómeros Colombo Venezolanos (manejada por Hernando Celedon Manotas) le compro a Colinsa 26 hectáreas, siendo dos de ellas invadida por parte de Argos, lo que le implico a MCV, contratar abogados para reclamar su propiedad.
Siempre me ha llamado la atención, de como hizo Argos y Parrish, para tener tanta tierras en el país y concretamente en el Departamento del Atlántico, a quién le compraron. Igualmente me pregunto: ¿Pagan el predial de acuerdo al valor de su tierra? ¿Pagaron lo que les correspondía por la explotación de las canteras? ¿Cómo urbanizadores que se han beneficiado de los cambios en el uso del suelo por los distintos POT, han pagado la plusvalía generada por esas tierras y esas urbanizaciones?.
Lo que si tenemos claro, es que no pagan plusvalía, al igual que otros constructores de la ciudad, y de su área metropolitana. Esas son respuestas que esperamos desde hace mucho tiempo, como nunca lo hicieron con la contaminación ambiental causada por su planta, hoy desmontada y la explotación de las calizas, contaminación que hoy continua con el carbón, que exportan por su muelle COMPAS, pero que barranquilla Verde , ni la CRA dicen absolutamente nada. O como pretendían desviar la vía 40, para montar su puerto COMPAS, y valorizar sus tierras más de lo que se han valorizado, Sino se hubiera cuestionado esa pretensión, se hubieran salido con las suya.
Caso Jairo Molinares Villanueva
Fue desalojado de su predio, el día 18 de septiembre del presenta año, a las 6, de la tarde, en un operativo de película, más de cincuenta policías, el helicóptero y lo más grave, sacados y amenazados por una empresa de vigilancia como ellos lo denunciaron en el programa radial del periodista lao Herrera, en el noticiero virtual de La Libertad, que dirige el periodista César lamberty y en el programa Política Pública, todos el día 29 de septiembre. En esas entrevistas demostraron tener sus papeles en regla con sus escrituras de la propiedad. El señor Jairo Molinares con Cédula No 8.691.752 de Barranquilla, aparece como único dueño en la escritura pública 915 de 1.980, de la Notaría Segunda. El alega con sus documentos que heredo esa tierra de parte de su tía-madre que se la dono. El predio se llama “Finca La Playa”, con certificado de tradición No 040-5702024. La finca tiene una extensión de 26 hectáreas, más 6.206 metros cuadrados.
Pero lo interesante no son solo los papeles, que ARGOS no ha argumentado que son falsos, sino que el señor Jairo Molinares Villanueva, al momento del desalojo, contaba con dos amparos policivos del desalojo, los cuales desconoció el comandante de la policía de Puerto Colombia, persona a quién no le correspondía ejecutar el desalojo, por ser predios pertenecientes al Distrito de Barranquilla, y peor aún, sin autorización de autoridad alguna para desalojarlos de su propiedad.
El señor Jairo, le pide a las autoridades competentes que le restituyan el predio que es de su propiedad, desde hace 41 años, y los años anteriores de sus familiares, tal como costa en las escrituras desde el año 1.937.
Este comportamiento en la adquisición de tierras a la fuerza, parece ser que se está dando con frecuencia en el Atlántico, sin que las autoridades competentes investiguen, ya que son varias las modalidades utilizadas, unas a la fuerza y otras con documentos falsos, o desgloses de terrenos que se extiende de los límites de su propiedad con la participación de funcionarios públicos.
Hoy por hoy, las tierras ubicadas en la autopista al mar, en jurisdicción de barranquilla o Puerto Colombia son apetecibles. Tenemos conocimiento de un caso similar que se está dando en la K46, cerca de la circunvalar, que no dejan entrar a los propietarios porque el que reclama esos predios como de su propiedad, que no lo son, utiliza a una empresa de vigilancia para no dejar entrar a nadie, y quiere pagarle un precio irrisorio a los verdaderos propietarios.
Caso Heber García Machado
También al igual que a Jairo Molinares fue sacado a la fuerza por los señores de Argos en el año 2017, aduciendo que esas tierras como siempre lo dicen eran de Argos.
Su lote se llama “Santa Isabel” tiene 25 hectáreas y 7.253 metros. Ubicado al lado del lote del señor Jairo Molinares. Sin embargo la situación de este lote es diferente a la de Jairo Molinares, ya que Jairo es propietario por herencia y Heber García Machado es propietario por la compra de la posesión ejercida desde el año 1.939,a la señora Zoraida María ACENDRA Meza, con Cédula No 22.371.558, de Barranquilla, según acto registrado en la escritura pública No 1442, de la Notaría Octava de Barranquilla, con matricula No 040-265594, de fecha diciembre 7 del 2015, y escritura No 0726, de la Notaría Decima de Barranquilla, con fecha del 4 de junio de 2015.
Para apoderarse de ese lote que está ubicado en la k46, autopista al mar (frente a Uninorte), los señores de Argos mediante una Fusión procedieron a registrar en la Notaría Tercera esa fusión utilizando para ello el mismo número de matrícula (040-265594), y cosa extraña diferente referencia catastral (040-265593), que pertenece a la gobernación del Atlántico de un pedazo de tierra que se vendió para la ampliación de la vía al mar.
Desde el año 2018, no le han permitido la entrada a Heber García, quién ha recurrido ante el IGAC, Instrumentos Públicos y Oficina Catastral del Distrito de Barranquilla para que se pronuncien sobre la inconsistencia presentada en la escritura registrad por Argos, debido a que fallaron en primera y segunda instancia en contra de la señora Zoraida, y le negaron el recurso de casación. Ante este hecho, el señor García contrato un abogado para demostrar que esas escrituras montadas por Argos es “espuria.”
Actualmente hay abierto un proceso administrativo en la Oficina de Instrumentos Públicos para verificar su oscura autenticidad.
Este problema de tierras ha sido la constante en el país, y en los últimos años en Barranquilla, ya no quieren ofrecerle a los dueños el valor justo de su tierra, a pesar de demostrar que son verdaderos dueños, sino que los sacan apoyados por inspectores y la fuerza pública y peor aún, como ha hecho Argos utilizando a una empresa de vigilancia, empresas que no tienen dentro de sus funciones ejercer la fuerza ante los ciudadanos. Este mal ejemplo de Argos, en sus problemas de tierra, donde presiona para obligarlos a vender a precios irrisorios, mientras ellos venden el metro cuadrado en Barranquilla por un millón de pesos, y no pagan plusvalía, obteniendo por supuesto tremenda ganancia, a otros ciudadanos que al ver ese ejemplo creen que tienen autoridad para hacer lo mismo.
En conclusión, estos propietarios, piden es que se haga justicia, que las entidades involucradas en el negocio de la tierra se pronuncien a tiempo, que no dilaten sus fallos. También piden que así como fueron sacados por las autoridades sin orden de desalojo, sean reintegrados a sus lotes, por la misma fuerza pública. En última instancia manifiestan que si los señores de Argos están interesados en sus tierras, así como cualquier particular que les ofrezca un valor cercano al comercial. Ellos están dispuestos a negociar.
Mientas no se resuelva el problema de la tenencia de la tierra en Colombia, no habrá paz este ha sido el motor de las guerras internas que hemos vivido por años, y que hoy en pleno siglo 21, seguimos padeciendo.