Lo advertí hace algún tiempo, se equivocan quienes subestiman al negro Lucumí, enigmático y habilidoso personaje que está demostrando una vez más el poder que maneja tras bambalinas en la política local, unos lo atribuyen a sus prácticas de hechicería y magia negra; otros, aseguran que no es más que física lagartería y gran capacidad de intriga.
El pasado viernes cuando moría la tarde y llegaba la penumbra de la noche, mientras la mayoría de la gente se alistaba para disfrutar del puente festivo con Halloween a bordo, Lucumí con calabaza en mano repartía “dulces embrujados” y lograba voltear a su favor una situación adversa.
Unos días antes el panorama era complicado, extensos y estériles debates entre los ediles, recusaciones iban y venían, la localidad suroccidente era la única que no lograba presentar aún la terna para alcalde local, todos estaban convencidos que tenían a Lucumí contra las cuerdas y prácticamente vencido.
No contaban con la astucia de este intrigante personaje, finalmente y contra todos los pronósticos, se levantó y terminó poniendo no uno, sino dos ases en la terna para alcalde local del suroccidente escogida por la Junta Administradora Local.
Además de la cuestionada Natalia Martínez Villareal, amiga muy querida, Lucumí también logró rankear a otro cercano, Jhon Gamboa, completa la terna la inquieta y fogosa dirigente popular Sucel Meléndez, quien cansada de las mentiras, tomó distancia del Concejal Leyton Barrios, ahora busca abrirse paso en el proceso en nombre de las comunidades afrodescendientes.