La mayoría de las mutaciones son dañinas para el virus y reducen sus posibilidades de sobrevivir en el paciente el tiempo suficiente para ser secuenciadas, por lo tanto, no aparecen en los cálculos de la tasa de mutación.
El virus SARS-CoV-2, causante del covid-19, muta casi una vez a la semana, una tasa “al menos un 50 % más alta de lo que se pensaba” anteriormente, lo que significa que podrían surgir nuevas variantes más rápidamente de lo que se estimaba inicialmente, revela un nuevo estudio realizado por científicos de las universidades británicas de Bath y Edimburgo.
Los virus mutan regularmente cuando se cometen errores al copiar los genomas mientras este se replica. Por lo general, es común pensar que las nuevas mutaciones tienen una ventaja y por lo tanto, se propagan, como en el caso de las variantes Alfa y Delta de covid-19, esto se conoce como selección darwiniana o selección positiva.
Sin embargo, la mayoría de las mutaciones son dañinas para el virus y reducen sus posibilidades de sobrevivir, esto es, la selección purificadora o negativa. Este tipo de mutaciones, no sobreviven en el paciente el tiempo suficiente para ser secuenciadas, por lo tanto, no aparecen en los cálculos de la tasa de mutación.
Según los resultados, los científicos recalcan la necesidad de aislar a las personas con sistemas inmunológicos que presentan dificultades para hacer frente al virus.
El profesor Laurence Hurst, del Centro Milner para la Evolución de la Universidad de Bath, explica que los nuevos hallazgos significan que si un paciente presenta covid-19 durante más de unas semanas, podría conducir a nuevas variantes, como “resultado de la evolución del virus en un individuo que no pudo eliminar la infección”.
Sin embargo, la posibilidad de evolución del virus en un paciente no suele ser tan alta, ya que la mayoría de las personas lo transmiten y eliminan antes de que mute.
Asimismo, con la gran cantidad de genomas de SARS-CoV-2 ahora secuenciados, el equipo pudo averiguar cuántos y por qué faltaban ciertas mutaciones, a pesar de no poder estudiarlas por completo de manera directa.
“Durante la Segunda Guerra Mundial, EE.UU. perdía muchos aviones al sobrevolar Alemania. Querían saber dónde tenían que añadir protección contra las balas, por lo que observaron los lugares en los que estaban dañados los aviones que volvían y dedujeron que las partes sin agujeros de bala en las aeronaves que sobrevivían eran los más vulnerables. Por eso los disparos en esas áreas hacían que el avión se estrellara y no regresara”, explica Hurst y ejemplifica: “podemos emplear el mismo razonamiento para caracterizar las mutaciones de SARS-CoV-2 que no aparecen, lo genomas secuenciados son los aviones que vuelven. Podemos estudiar la proporción de aviones que regresan tras ser golpeados por la mutacón y cuáles no”.
Muchos de los casos de selección negativa que se encontraron fue por motivos predecibles: mutaciones que acortan los genes o que hacen a las proteínas, como la proteína de espiga, funcionen peor.