El Pentágono confirma que ha despegado el último vuelo con soldados norteamericanos de Kabul, poniendo fin a su presencia en el país asiático
El último avión estadounidense ha salido del Aeropuerto de Kabul a la una de la madrugada hora local (pasadas las 22.00 horas del lunes en España). Concluyen así 19 años, 10 meses y 21 días de intervención de EEUU y sus aliados en Afganistán. La guerra más larga de la Historia de EEUU se salda con el mismo grupo – los talibán – en el poder y sin admitir que su huésped Osama bin Laden planificó los atentados del 11-S.
Aun quedan varios cientos de estadounidenses en el país., pero no militares. “Todos y cada uno de los militares estadounidenses están fuera de Afganistán. Lo puedo decir con un 100% de certeza”, ha afirmado el General Kenneth McKenzie, comandante en jefe del CentCom (mando central), que coordina las guerras desde Egipto hasta Afganistán.
La noche kabulí se ha iluminado con las balas trazadoras. Poco antes, el último C17 de la fuerza aérea estadounidense ha despegado del aeropuerto de Kabul. En las instalaciones ya no queda nadie. Literal. La autoridad de la aviación ha emitido una NOTAM, una circular informativa, en la que alertaba de que “el Aeropuerto Internacional Hamid Karzai está descontrolado. No hay control del tráfico aéreo ni servicios aeroportuarios disponibles”.
Un portavoz de los Talibán ha informado de que sus fuerzas han tomado el control del aeródromo tras la salida de los últimos efectivos de EEUU. “Todas las fuerzas de ocupación extranjeras han dejado el país momentos antes. El último soldado de EEUU ha dejado el aeropuerto de Kabul. Nuestro país ha logrado la independencia completa””, aseguró. Minutos después ha venido la confirmación del Pentágono, que pone un fin simbólico y efectivo a 20 años de ‘guerra al terror’. Washington se va de Afganistán dejando al mando a los mismos que vino a derrocar hace dos décadas.
Y EEUU se marcha de suelo afgano recibiendo, en su caótica retirada, salvas de cohetes del Estado Islámico en el Jorasán, que reivindicó el lanzamiento de una lluvia de proyectiles contra el aeródromo en la madrugada de este lunes. Uno fue interceptado por el sistema antimisiles estadounidense, tres cayeron fuera y uno más dentro del aeropuerto, sin dejar víctimas. Para Washington son los últimos; para los afganos, si se cumple la amenaza del también llamado IS-K, el primero de esta nueva era de terror.
A partir de este lunes, millones de afganos quedan atrapados entre unos yihadistas violentos, dispuestos a atentar hasta adueñarse de la situación, y unos fundamentalistas islámicos a quienes el mundo se está esforzando todo lo posible por ver con buenos ojos, pese a que, bajo cualquier luz, sean los mismos que antaño lapidaron, prohibieron, sometieron. Aun siendo impopular el oficializar unos lazos directos con el Emirato Islámico Talibán, cada país está siguiendo su propio camino para contactar con ellos.
No son pocos los países que, en los últimos días, han anunciado “garantías” de los talibán de preservar los derechos de las mujeres, respetar a los periodistas o incluso de permitir la salida por el aeropuerto de afganos que hayan recibido salvoconductos del extranjero. La realidad, a pie de calle, es que las mujeres cada día tienen menos sitios donde poder ser visibles, las palizas y redadas de activistas y periodistas van a más y los talibán disponen de listas de ‘colaboracionistas’. Algunos de ellos han sido asesinados.
Horas antes de completar el repliegue, los Talibán han prometido a la comunidad internacional que permitirán a todo aquel afgano o extranjero con documentos acreditativos salir del país. De forma similar, la resolución que este lunes ha aprobado el Consejo de Seguridad de la ONU, con las abstenciones de Rusia y China, urge al movimiento fundamentalista a garantizar la seguridad de esas salidas. Falta por ver si habrá aviones comerciales dispuestos a aterrizar en la pista.
Buena parte de las opciones de que eso sea posible pasa por que los Talibán cierren con Turquía y Qatar un acuerdo para que ambos países operen el Hamid Karzai. Según el medio Middle East Eye, su firma está en ciernes, después de varios días de negociación, en lo que puede traducirse como uno de los primeros entendimientos entre Estados con los Talibán en el poder. Se espera que, tras una ronda de consultas con sus aliados en la OTAN, el líder turco Recep Tayyip Erdogan dé luz verde al acuerdo.
Según el mismo, y de acuerdo con el digital, la nación del Golfo Pérsico y el país euroasiático se encargarán de todas las gestiones del día a día. Asimismo, pese a las reticencias iniciales de los Talibán -que se desmoronaron tras el atentado del jueves pasado-, será una empresa de seguridad privada con base en Ankara la que se encargue de proteger el aeropuerto. Middle East Eye precisa que el acuerdo se finalizará ahora, completada la salida de las tropas estadounidenses.
Lo que se abre a partir de ahora es un abismo humanitario, según alertó este lunes ACNUR. En plena pandemia, con la comunidad internacional dudando sobre cómo relacionarse con el Gobierno talibán y los envíos de ayuda obstaculizados por el aeropuerto, el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, Filippo Grandi, alertó de que “una crisis mayor sólo está comenzando”.
Después de que EEUU y sus aliados completasen la mayor operación de evacuación de su historia, con 123.000 personas sacadas de Afganistán en apenas dos semanas, el jefe de la ACNUR advirtió el viernes pasado de que hasta medio millón de afganos podrían tratar de salir del país para finales de este año. Grandi insistió en su llamada a mantener las fronteras abiertas y a que más países compartan su “responsabilidad humanitaria” con Irán y Pakistán, los principales receptores de refugiados afganos. Las fronteras con ambos países están estos días a rebosar de personas tratando de dejar atrás los talibán.