Por: Guillermo Luis Nieto Molina
Ha levantado vuelo el maestro, el profe, el poeta, el verseador el historiador, el hombre que rescataba con una sonrisa frases extraviadas de nuestra lingüística rural.
El amigo de todos, ha tomado el viaje de regreso, en las alas del cóndor para el infinito eterno.
Un raizal de valores incalculables nos deja de repente. Un accidente absurdo nos los arranca de la vida.
Un hombre que fue sonrisas de amistad,de esperanzas no merecía partir.
De una capacidad mental envidiable, de un excelente estado físico, soñaba con llegar al siglo, muchas veces me lo dijo:
” Llegaré al centenario,
largos serán mis días,
seré un cóndor legendario
las alas son mis poesías”
Juan de Acosta ha perdido un juglar irremplazable.
Increíble que lo absurdo, lo nefasto, lo impensable sucediera esa noche, le dejara el camino expedito a la muerte, nadie lo acompañó, nadie fue capaz de llevarlo por cortesía, después de una larga parranda, a su hogar ubicado a pocos minutos del lugar del siniestro.
Hoy el vacío es inmenso, su legado nos acompañará siempre.
No dejaré de recordarte jamás, porque nunca morirás seguirás vivo en tus composiciones.
El libro que teníamos planeado para tu cumpleaños, en noviembre debe hacerse realidad,ese era tu sueño.
Adiós cóndor, nos veremos en la inmensidad dónde convergen los poetas….
Hasta siempre