Con desconcierto y frustración, el senador Gustavo Bolívar vio de lejos la posibilidad de llegar a la Segunda Vicepresidencia del Senado de la República, la cual pasa a ser solo la última de una ya larga lista de diferencias políticas que afrontan los partidos y movimientos de la izquierda política colombiana.
Gustavo Bolívar, quien es senador de la Lista Decentes y vinculado a la coalición petrista, expresó su sorpresa porque, se suponía, los acuerdos políticos indicaban que a esta ala de la izquierda le correspondería este año ocupar la Segunda Vicepresidencial del Senado. Pero no fue así.
Por 32 votos a favor y 66 e blanco, Bolívar no fue elegido, lo que obligó a repetir la elección, y fue entonces cuando los voceros del petrismo se retiraron del recinto y los verdes postularon al senador Iván Name, quien fue el elegido con 67 respaldos.
Por ello, el senador Alexánder López, del Polo Democrático y muy cercano a Petro, advirtió de acciones legales porque “violentaron el derecho de las minorías”.
Se refería a que el caso de Gustavo Bolívar va en contra del Estatuto de la Oposición, pues en vez de postular a otro senador como Aída Avello o Feliciano Valencia, el Partido Verde aprovechó el retiro del petrismo del recinto para postular a otro de los suyos pues en 2019 el mismo cargo lo había ocupado Angélica Lozano.
De ahí que el propio senador Bolívar comenzó a hablar no solo de que fue “víctima de una ‘jugadita’ en la que participó el Partido Verde”, sino que fue más allá al advertir que “nació una nueva alianza: el verdeuribismo”.
Cercanos a Bolívar recuerdan que el Estatuto de la Oposición establece que: “La organización política que hubiese ocupado este lugar en las mesas directivas no podrá volver a ocuparlo hasta tanto no lo hagan las demás declaradas en oposición, salvo que por unanimidad así lo decidan”. Por eso anunciaron acciones legales.
Pero, aparte de este hecho, que para muchos quedará en el anecdotario del Congreso pues es la primera vez que los acuerdos políticos son derrotados por el voto en blanco, lo cierto es que muestra que a escasos diez meses de las elecciones presidenciales la izquierda política atraviesa por su peor momento de división.
Esta división no es nueva, sino que viene desde 2018 cuando Gustavo Petro y Sergio Fajardo participaron en las elecciones presidenciales, pues por no haber encontrado un mecanismo de consenso para elegir un solo competidor contra el hoy presidente Iván Duque, ambos se fueron por separado.
Y a lo largo de estos tres años han protagonizado varios enfrentamientos, en especial en las redes sociales. Pero para entender la trascendencia de este distanciamiento hay que mirar por separado lo que viene sucediendo en las dos grandes coaliciones de izquierda: la petrista y la fajardista. Veamos.
Petrismo busca consensos
Uno de los principales golpes que ha sufrido esta coalición lo protagonizó la exrepresentante a la Cámara Ángela María Robledo, quien en 2018 siendo militante de la Alianza Verde renunció a su curul para acompañar a Gustavo Petro como fórmula a la Vicepresidencia.
Al ocupar el segundo puesto en votación, Petro llegó al Senado y Robledo a la Cámara, pero hace pocas semanas fueron las altas Cortes quienes anularon su llegada al Legislativo por incurrir en doble militancia.
A comienzos de este año Robledo anunció su retiro del movimiento de Petro por diferencias con el senador de la Colombia Humana, especialmente porque no encontró allí “suficientes espacios para la mujer”. La dirigente, entonces, regresó su antigua casa política donde hoy permanece.
Pero no fue el único golpe que ha recibido el petrismo. A finales del año pasado fue el propio senador Jorge Enrique Robledo, el más votado de la izquierda en el país, quien partido cobijas con el Polo Democrático, base de esa coalición de movimientos alternativos.
Robledo, cabeza visible del MOIR se escindió del Polo Democrático y formó la nueva coalición de los Verdes, donde permanece aunque ya tiene personería jurídica con su propio movimiento Dignidad.
De hecho, desde hace varios años han sido claras las diferencias irreconciliables entre los senadores Robledo y Petro.
Los verdes, indecisos
Por el lado de los verdes, este partido armó su propia coalición con varios dirigentes como Juan Fernando Cristo, Jorge Robledo, Humberto de la Calle, Juan Manuel Galán y Sergio Fajardo quien hasta ahora lo favorecen las encuestas como principal opción a la Presidencia en 2022.
Claro, Fajardo no la tiene fácil con Robledo en la palestra, por eso existen roces y divisiones internas sobre el mecanismo para elegir un candidato de consenso.
No obstante, en este colectivos de movimientos alternativos también ha división por varias razones. Una de sus principales fichas, el exgobernador de Nariño Camilo Romero, ha expresado su malestar porque, en su opinión, esa coalición está favoreciendo a Fajardo por encima de los demás aspirantes.
Mientras, otros como el representante Inti Asprilla ha chocado por la decisión de cerrarle la puerta a Petro para una eventual coalición.
Esta división de criterios se ha visto reflejada, además, en las críticas que un sector de ese colectivo le ha hecho a la gestión de la alcaldesa Claudia López, alfil de los verdes.
Pero ahora el episodio de Gustavo Bolívar marcó un nuevo motivo de roces internos pues los senadores Jorge Londoño e Iván Marulanda, y la representante Katherine Miranda rechazaron el proceder los verdes en cabeza de Angélica Lozano. Los tres no dudan en calificar de “falto de ética” que no hayan respaldado al senador Bolívar. Más aún, Miranda calificó el hecho como “una bajeza” de los verdes, su propio partido.
Ni en la réplica
Otra de las expresiones recientes sobre las diferencias entre las dos principales coaliciones de izquierda quedó evidenciada también en la instalación del Congreso el pasado martes 20 de julio.
Ese día, cuando la oposición pidió el derecho de réplica al discurso presidencial, como establece el Derecho de la Oposición, no lograron ponerse de acuerdo en designar a un único vocero, sino que hubo tres: Antonio Sanguino por los Verdes; María José Pizarro por la Lista de los Decentes, y Pablo Catatumbo por el Partido Comunes.
Esto, a pesar de que en años anteriores sí hubo consenso: en 2019 la réplica al presidente la hizo el Polo Democrático, en 2020 el vocero fue la Colombia Humana, y en 2021 hubo tres candidatos con tiempos muy limitados.
Así las cosas, son varios los incidentes que han evidenciado los principales movimientos de izquierda y que siguen evidenciando una ruptura insalvable entre las dos principales coaliciones de cara a las elecciones presidenciales de 2022.
Ahora, a ese distanciamiento hay que agregarles las propias divisiones internas que lejos de solucionarse parecen ser cada vez más grandes.
D.A.