Bate corrido para los que no tomen con absoluta responsabilidad esta “nueva normalidad”, que no se confundan, ni se llamen a engaños, la desobediencia y el desenfreno pueden salir bien caros y provocar incluso, resultados más catastróficos a los ya registrados.
Si hemos regresado a la vida laboral no es porque la pandemia por Covid-19 con sus terribles y devastadores efectos haya terminado, hay una razón única y valida, todos necesitamos trabajar, todos necesitamos llevar el sustento a casa y sostener nuestras familias, aún los más poderosos empresarios necesitan poner a producir los negocios para tener flujo de caja para pagarle a sus empleados y proveedores para que estos a su vez paguen sus nóminas y acreencias; la producción y economía constituyen una cadena.
Es la reactivación económica que el país venía pidiendo a gritos, trabajar, producir, cualquier otro modelo es inviable, seguir en cuarentena como pretendían algunos especímenes mamaertoides, esos que día y noche vociferan en redes sociales y medios de comunicación afines, critican porque se hace y critican el doble porque no se hace; por supuesto son planteamientos descabellados que llevarían al país a una irreversible debacle económica.
Por eso era necesario volver a la normalidad laboral, ahora acompañados del inseparable tapabocas, alcohol, gel antibacterial, amonio cuaternario y otros elementos propios de todos los protocolos y medidas de bioseguridad que no deben faltar mientras aparece la muy esperada y anhelada vacuna.
Hay algo muy importante que no debemos olvidar, el distanciamiento físico, fundamental para evitar el contagio y propagación del virus, debemos entender que hemos vuelto a la vida laboral, pero no a la vida social, no confundir esta reapertura laboral con una licencia para darle rienda suelta a las fiestas, aglomeraciones y al vacilón, estamos en unos tiempos en los que nos ponemos serios y muydisciplinados o muy pronto nos veremos enfrentados a un rebrote del virus, quizá con tasas de letalidad más altas a las presentadas hasta el momento.
Atrás quedaron el aislamiento obligatorio, toque de queda y otras medidas, pero no perdamos de vista que el virus está vivo y lo único que ha cambiado es que debemos adaptarnos durante esta nueva etapa de “aislamiento selectivo” a convivir con la pandemia, a protegernos, avanzar en lo laboral y temas esenciales para nuestras familias.
Se vienen el futbol profesional colombiano, ladefinición de la Superliga Junior vs América, la reapertura de playas en el Atlántico a partir del 18 de septiembre y muchas fechas importantes, se requiere disciplina social y mucha cordura, tener siempre presente: la salud y la vida están primero.
El reto está planteado, nuestras autoridades a no bajar la guardia en lo que les corresponde: tomas de muestras día a día, campañas pedagógicas permanentes, lavado y desinfección de zonas de uso común como parques y mobiliario urbano;monitoreo y evaluación diaria del comportamiento ciudadano para adopción de nuevas medidas a tiempo.
Nosotros los ciudadanos a tenerla clara, autocuidado y autorregulación serán claves paramantener a distancia el virus, recordemos en todo momento, en la confianza y relajamiento está el peligro……¡Seguimos bateando!
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