En una entrevista abierta, Fernando Ruíz, Ministro de Salud de Colombia, dejó en claro su posición en favor del proyecto de reforma a la Salud, la cual dice que es importante salvar.
“Creo fervientemente en que hay necesidad de ajustar el sistema de salud, al que desde el 2011, hace 10 años, no se le hacen ajustes que son necesarios. Pero esta reforma es una iniciativa del Congreso de la República, y está firmada por cerca de 80 parlamentarios. El Gobierno Nacional le dio todo el aval, a través de un llamado de urgencia, para el trámite del proyecto”.
Entonces, si el paro pide retirarla, el Gobierno no puede…
No, porque el Gobierno no es el que la presentó.
¿Usted es coautor de la reforma?
No puedo llamarme coautor, pero los lineamientos principales los trabajamos con las bancadas de la Comisión Séptima.
No solamente el paro tumbó la reforma tributaria, sino que ahora quiere la cabeza de la de salud….
Es lastimoso que eso pase, porque evidentemente esta iniciativa era completamente independiente, no estaba conectada en ninguna parte con la reforma tributaria.
¿Por que la objetó, por ejemplo, el Ministerio de Hacienda?
En el momento en que se abre esta legislatura, el Ministerio de Hacienda envió un concepto técnico que después fue retirado por los propios viceministros, dado que no representaba de alguna manera todo lo que habíamos conversado con ellos. En este momento no hay objeción.
¿Pero la reforma está viva todavía?
La reforma de la salud irá dependiendo del destino que le dé el Congreso
El proyecto en este momento está con ponencia aprobada en el Congreso, y se conformó una comisión accidental de las comisiones séptimas de Senado y Cámara, que revisó en su integralidad todo el articulado, recogió todos los comentarios de cerca de seis audiencias.
¿No será que la reforma de la salud, en este momento, no es mala, pero sí inoportuna?
Lo que creo es que, desafortunadamente, por el momento en el que estamos se nos politizó la discusión de la reforma de la salud, como un reflejo de la reforma tributaria.
El exvicepresidente Germán Vargas Lleras, líder del partido en el que usted milita, Cambio Radical, ha pedido incluso su renuncia por cuenta de la trabada de la reforma de la salud en el Congreso…
Pues yo lo lamento mucho. Uno hace su mayor esfuerzo siempre.
¿Aun así sigue militando en Cambio Radical y representa a ese partido en el gabinete?
Sigo siendo militante de Cambio Radical. Y evidentemente sí ha sido muy duro para mí, obviamente, toda esta situación que se ha presentado. Creo fervientemente en la reforma, pero en medio de todo este ambiente de politización ha habido cantidad de noticias falsas, que han tergiversado completamente el sentido de la reforma.
Circula en la calle la versión de que la reforma va a fortalecer a las EPS, en momentos en que, de pronto, es mejor regularlas. Es que hay unas que son dignas de elogio y hay otras que están al borde de provocar una explosión social…
Esa es una de las calumnias contra la reforma. En este último año hemos depurado un número muy grande de EPS. Casi que nos hemos visto obligados a sacar de las EPS malas, que no estaban haciendo la tarea, a 6 millones de personas. La Superintendencia de Salud ha logrado hacer esa depuración. No podemos seguir en Colombia con cerca de 40 EPS, de las cuales solamente 10 o 15 realmente sacan la cara, y el resto presta muy malos servicios. Por eso, hay un artículo muy duro allí en la reforma sobre depuración de EPS, que incluso les limita sus gastos administrativos, bajándolos del 10 al 8 %; y hay un artículo que busca implementar el giro directo a las IPS, precisamente para evitar todos los abusos que se han venido dando desde las EPS. Ese es uno de los puntos centrales de este proyecto de ley.
Sectores bien informados, como la Asociación de Clínicas y Hospitales, dicen que el proyecto no es una reforma sino un ajuste a mecanismos ya existentes, y que mucho de eso lo puede hacer la Superintendencia de Salud…
Podría hacerse, pero realmente se necesita un instrumento legal que permita actuar de una manera contundente, para lograr un proceso organizado y ordenado de depuración de las EPS, que permita hacer una territorialización, con una redistribución adecuada de la gente. Cuando las personas salen de las EPS tienen que asignarse a otras, y en este momento, en verdad, nos estamos quedando con un modelo que se puede volver monopólico en algunos territorios; necesitamos expandir el marco territorial y regional en el cual opera el aseguramiento, para poder ofrecer un número importante de EPS que puedan recibir a esas personas.
Otra de las versiones que circulan en la calle es que la reforma pretende acabar con el Instituto Cancerológico, para entregarle todo el manejo del cáncer al nuevo centro de investigación contra el cáncer, sin ánimo de lucro, que está construyendo Luis Carlos Sarmiento Angulo, del cual usted fue director médico. ¿Eso es cierto?
A mucho orgullo lo fui, durante del CTIC en el proyecto. La atención del cáncer en Colombia necesita, ojalá, siete institutos nacionales de cancerología y otros siete CTIC, para que realmente demos una atención adecuada a esa enfermedad. De ninguna manera quiere decir que la presencia de una institución vaya a acabar el cáncer; por el contrario, nosotros tenemos en Colombia un problema gravísimo con la atención fragmentada del cáncer. Necesitamos por lo menos el doble o el triple de la capacidad instalada de atención. El artículo que aparece allí, por el cual se plantea un ajuste del Instituto Nacional de Cancerología, surge del propio instituto, que necesita dientes y fortalecerse, no acabarse.
Ministro, con más de 65 artículos, 10 capítulos y 300 proposiciones de varios sectores, ¿qué sería lo que usted realmente destacaría de esta reforma?
Dos temas esenciales: primero, tener modelos que le permitan a la gente atención de calidad en los servicios de salud, con un enfoque preventivo, en el que el médico familiar tenga la capacidad de atender y de resolver la mayor parte de los problemas de la gente. Que haya una capacidad de respuesta y no terminemos todos, como sucede hoy en día, hospitalizados por falta de prevención.
¿Y el segundo?
Sufrimos en esta pandemia terriblemente porque este país no produce ventiladores, no produce medicamentos, no produce vacunas, no producimos casi ni elementos de protección personal
La seguridad sobre la soberanía sanitaria. Debemos salir de esta pandemia habiendo aprendido lecciones. Y para eso necesitamos una nueva definición de qué es una emergencia sanitaria; cómo se deben generar capacidades de reserva en el país para atender este tipo de emergencias, y que el Gobierno pueda hacer inversiones a riesgo en el desarrollo de proyectos de vacunas o medicamentos esenciales, ya que esa capacidad la perdimos hace más de 20 años.
La reforma, entiendo, prevé un 5 % para financiar los recursos para atender las pandemias.
Sobre todo para hacer investigaciones en salud y proyectar alianzas público-privadas, que puedan producir vacunas a escala, que permitan a Colombia recuperar esa soberanía sanitaria. Sufrimos en esta pandemia terriblemente porque este país no produce ventiladores, no produce medicamentos, no produce vacunas, no producimos casi ni elementos de protección personal. La última vacuna la produjimos en el 2001.
¿Y por qué dejamos de producir vacunas?
Porque pensamos que era más fácil comprarlas en el mercado internacional que producirlas.
¿Resultó mentira?
Resultó verdad durante 20 años, que compramos vacunas tranquilos. Pero ya no más. Necesitamos volver a consolidar esas capacidades.
Otra cosa que se dice de la reforma es que va a haber pagos diferenciales en el sentido de que los que tengamos comorbilidades pagaremos más por nuestra salud…
Eso es totalmente falso. La reforma prevé una estructura básica de prevención de la enfermedad, donde lo primordial es enseñar a la gente a autocuidarse. Los colombianos estamos supremamente atrasados frente a otras sociedades, como la china o la japonesa, en ese autocuidado.
¿Qué auxilios les va a dar la reforma a nuestros médicos, los verdaderos héroes de esta trágica pandemia? Hasta se menciona prohibir la tercerización de los médicos de la salud. ¿Eso es bueno o es malo?
Eso es lo mejor que les puede pasar. Necesitamos dignificar a los trabajadores de la salud, no solo los médicos, sino las enfermeras, los odontólogos, las bacteriólogas, los auxiliares, porque realmente en el sistema se han generado abusos durante mucho tiempo. La reforma les asegura una remuneración digna y correspondiente al trabajo que hacen.
También se dice que la reforma busca una gran inversión extranjera en el sector salud. ¿Es bueno o malo que la salud de los colombianos quede dependiendo de inversionistas foráneos?
Nuestro sector salud, a pesar de todas las dificultades que ha tenido, se ha vuelto atractivo para la inversión internacional. A mí me parece bueno que haya inversión privada en el sector salud. Prácticamente todo lo que se ha consolidado en los pasados 28 años del sistema ha sido financiado no por grandes inversiones, porque no las ha habido, sino a través de las UPC que pagamos todos los años desde el Estado.
¿Pero cuál es el control?
Sí es importante que haya claridad sobre qué inversión entra y a dónde. Es ahí donde interviene la regulación de conglomerados financieros.
Se lo pregunto, ministro, porque sabemos de grandes centros de salud, muy tradicionales, que han terminado en manos extranjeras, y no funcionan como cuando eran de nacionales…
Yo discrepo de eso. La estructura de la inversión extranjera en Colombia ha mantenido, en general, la capacidad técnica y de gestión de los hospitales y clínicas colombianas, porque realmente no tenemos muy buena capacidad de gestión acá, pero sí muy buenos recursos humanos. Muchas instituciones con dificultades de funcionamiento han terminado rescatadas por esta inversión.
Vamos a la vacunación. La alcaldesa de Bogotá está francamente empanicada. ¿Será que terminaremos viendo en ciudades como Bogotá una película de terror como en la India?
Creo que no. Esta semana completamos la unidad de cuidado intensivo número 13.000 en Colombia, cuando empezamos con 5.300. Es el país que, probablemente en América, incluidos Estados Unidos y Canadá, ha podido duplicar su capacidad de cuidado intensivo. Pero evidentemente en Bogotá tenemos un problema muy crítico en este momento: ayer, 560 personas esperaban ser ubicadas en camas UCI. Mucho es consecuencia, obviamente, de las aglomeraciones. La buena noticia es que los mayores de 80 están ya casi todos vacunados. Y que la afectación de covid de los trabajadores de la salud, en este tercer pico, ha sido casi cercana a cero.
Usted es uno de los ministros a los que la gente les tiene más confianza, ¿cuántas horas duerme al día?
No más de 4 o 5. A veces me despiertan los problemas, pero además, como médico, tengo una responsabilidad ética con el país. Acompañaré, hasta donde sea posible, con todo el equipo que hemos conformado, a este país en la resolución de este problema. Me sentiría muy mal de abandonar a Colombia cuando necesita a todos sus médicos.
La reforma de la salud irá dependiendo del destino que le dé el Congreso de la República.
Claro que duele, porque siento a Germán como el jefe de mi partido, alguien imprescindible para Colombia. Tiene el país en la cabeza, y todo el conocimiento y la capacidad para hacerle mucho bien a este país. Confío en que esto no sea más que un momento en el camino, concluyó
D.A.