Con retenes ilegales y extorsión a camioneros en plena vía están contribuyendo a que los precios se disparen debido a la escasez.
La situación delicada que se vive en las carreteras del país por cuenta de los bloqueos desencadenados por el paro no son los únicos responsables de que usted esté pagando 60% más por un bulto de papa, una piña, huevos o una papaya; o de que el bulto de limón pasará de $ 150.000 a $ 500.000, como indican comerciantes de Corabastos, en la capital del país.
A pesar que el gremio pide al Gobierno reducir tarifas de peajes por estar en desventajas ya que los vehículos de 5 ejes pagan hasta $ 37.000, los conductores denuncian ser víctimas de retenes ilegales en los que les piden hasta $1 millón para pasar.
“El fin de semana, por la vía al Llano, en el kilómetro 36, había gente atravesada que dijeron ser manifestantes. Eran las 2:30 a. m. Estaban con hombres en moto que fueron de camión en camión pidiendo un aporte a la causa de $ 500.000. No estaban armados, y como no les di dinero, me tocó entregarles parte de la mercancía”, informó uno de los proveedores de Corabastos, que pidió la reserva de su nombre, quien agregó, “Nos sentimos secuestrados. A un compañero, con un camión más grande y una carga de papa, le tocó dar un millón”.
En Corabastos reportan incremento de precio de algunos alimentos de hasta el 60 % y 70 % debido a los bloqueos en el país, mientras que en la vía Lérida-Mariquita, un transportador de aguacates salió del centro de acopio, cerca de Fresno, y hacia las 11 p. m. se topó con un bloqueo en el sector de San Felipe: “Me pidieron $ 180.000 para dejarme pasar, y me tocó pagar”.
“Rechazamos ese tipo de comportamientos. Aclaramos que eso obedece a los grupos de infiltrados que se meten en las protestas. (…) En esas multitudes es muy difícil identificar quién es quién. Pedimos a las autoridades que presten control”, dice Jorge García, presidente de la Confederación Colombiana de Transportadores (CCT).
Mientras tanto, el Consejo Gremial señaló que los bloqueos son actos de violencia, “perjudican al campesino, al trabajador, al comerciante, al empresario, al manifestante y a cada colombiano que cree en su país”. Y para contrarrestarlos piden caravanas vigiladas, que permitan mover alimentos y medicamentos.
D.A.