El equipo de transición de Donald Trump ha confirmado que una de las primeras acciones que tomará el exmandatario, una vez asuma como 47º presidente de los Estados Unidos, será retirar al país de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Esta decisión no es nueva para Trump, quien ya intentó abandonar la organización en 2020 durante su presidencia, iniciando el proceso en julio de ese año. Sin embargo, la administración de Joe Biden, que asumió en enero de 2021, logró revertir esa salida.
Ahora, con la posibilidad de ejercer nuevamente el liderazgo en la Casa Blanca, Trump tiene la oportunidad de concretar la retirada de Estados Unidos, lo que representaría un cambio significativo en la política internacional del país. La OMS, fundada en 1948 como una agencia especializada de las Naciones Unidas, ha desempeñado un papel crucial en la coordinación de esfuerzos globales para enfrentar enfermedades y promover la salud pública, siendo fundamental en la erradicación de la viruela y el manejo de pandemias como el VIH/SIDA.
Durante su presidencia anterior, Trump criticó en varias ocasiones el manejo de la OMS frente a la crisis sanitaria global del COVID-19, especialmente por su relación con China, lo que desencadenó fuertes tensiones. El exmandatario consideró que la organización actuó de manera inadecuada durante los primeros meses de la pandemia, lo que avivó su decisión de retirarse del organismo.
Si Trump cumple su promesa, la retirada de Estados Unidos de la OMS podría tener consecuencias significativas en la salud pública global, ya que el país es uno de los mayores contribuyentes financieros a la organización. Según estimaciones, la contribución de Estados Unidos asciende a 700 millones de dólares anuales. Este impacto financiero podría afectar gravemente los programas de salud pública a nivel mundial, especialmente en un momento en que la comunidad internacional enfrenta desafíos sanitarios sin precedentes.
A pesar de que otros grandes financiadores de la OMS, como la Unión Europea, países asiáticos y la Fundación Bill y Melinda Gates, también apoyan la organización, expertos como Richard Sullivan, del Instituto de Políticas del Cáncer del King’s College de Londres, advierten que la retirada de Estados Unidos podría generar una desfinanciación sustancial que afecte la implementación de iniciativas de salud global.
La decisión de Trump se enmarca en un contexto internacional complejo, marcado por conflictos como la guerra en Ucrania y en Oriente Medio, además de los problemas económicos internos de países que tradicionalmente financian programas de salud a nivel global. La pregunta ahora es cómo afectará este giro en la política exterior estadounidense a la cooperación internacional en salud pública y a los esfuerzos de la OMS para abordar futuras crisis sanitarias globales.