Un incendio forestal afecta desde la noche del 14 de enero al Parque Nacional Natural Chingaza, ubicado entre la Laguna de Chingaza y el Embalse de Chuza, en jurisdicción de Cundinamarca.
El fuego también ha afectado vías secundarias cercanas a la zona, específicamente la ruta entre Fómeque y Chingaza, lo que ha generado alarma debido a la importancia ecológica de esta área.
Carlos Fernando Galán, alcalde de Bogotá, informó que, aunque el incendio fue reportado oficialmente después de las 11:00 p.m., varios usuarios en redes sociales indican que las llamas comenzaron a las 6:00 p.m. La situación es particularmente preocupante en el contexto de las medidas de racionamiento de agua en la capital, derivadas de los bajos niveles en el sistema Chingaza, que abastece a una gran parte de la ciudad.
El alcalde expresó que, desde la Alcaldía de Bogotá, se está coordinando con diferentes entidades, como la Dirección Nacional de Bomberos, la Empresa de Acueducto, Parques Naturales Nacionales y la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD), para atender la emergencia. La colaboración de estos organismos es crucial para contener las llamas en un territorio que no solo tiene una función ecológica vital, sino también un rol estratégico en el abastecimiento de agua para la región capitalina.
A primeras horas del 15 de enero, el Cuerpo de Bomberos de Bogotá y un grupo de guardabosques del Acueducto de Bogotá se desplazaron a la zona afectada, cerca del Cruce San Juanito, para iniciar las labores de extinción y control del incendio. La situación es complicada debido a las condiciones secas de la vegetación, que facilitan la propagación del fuego.
El Parque Natural Chingaza es un ecosistema clave para la conservación de la biodiversidad de la región, y cualquier alteración en su equilibrio puede tener impactos negativos en los recursos hídricos de Bogotá y sus alrededores.
La ministra de Ambiente, Susana Muhamad, se pronunció sobre el incidente y alertó sobre el riesgo creciente de incendios forestales en la región, especialmente entre los meses de diciembre y marzo, cuando las lluvias registradas en la Sabana de Bogotá pueden generar condiciones secas que aumentan la probabilidad de conflagraciones en zonas áridas.