En noviembre de 2011, Gisèle experimentaba un cansancio inusitado. Dormía en exceso, se desmayaba con frecuencia y, al despertar, no recordaba cómo había llegado a la cama. La mujer, que trabajaba como gerente de una cadena de suministros, pensó que podría estar enferma, ya que su tiempo libre se desvanecía por un agotamiento inexplicable. Lo que nunca imaginó es que su esposo, Dominique Pelicot, era el responsable de su fatiga. Trece años después, el 19 de diciembre de 2024, un tribunal francés sentenció a Dominique Pelicot a 20 años de prisión por drogar y abusar de su esposa, con la ayuda de una decena de hombres reclutados durante una década.
“Pensé que terminaríamos nuestros días juntos”
En 2011, cuando sus tres hijos ya eran adultos, Gisèle y Dominique se mudaron de París a Mazan, un tranquilo pueblo en el sur de Francia. Durante años, Gisèle había estado enamorada de su esposo, creyendo que formarían una vida feliz y larga juntos. Sus amigos los describían como “la pareja perfecta”, una visión que Gisèle compartía, pensando que pasarían el resto de sus días juntos.
Sin embargo, en ese mismo periodo, Dominique comenzó a frecuentar foros en internet donde circulaba material sexual. Entre 2010 y 2011, un hombre que se presentaba como enfermero le envió fotos de su esposa drogada con pastillas que la dejaban inconsciente. El hombre también le dio instrucciones a Dominique sobre cómo drogar a Gisèle para lograr el mismo efecto. Inicialmente, Dominique fue el único en abusar de su esposa, pero en 2014, cuando se mudaron a Mazan, comenzó a reclutar a otros hombres, entre 27 y 74 años, para que abusaran de ella. Este sufrimiento se prolongó durante 10 años, desde julio de 2011 hasta octubre de 2020.
El supermercado que lo cambió todo
Gisèle comenzó a sospechar. Recuerda una ocasión en la que vio que su esposo le daba una cerveza con un color verde extraño, por lo que la tiró inmediatamente. También recordó haberlo confrontado, preguntándole si la estaba drogando. Él, entre lágrimas, negó cualquier acusación y le cuestionó cómo podía dudar de él.
El caso salió a la luz en 2020, cuando Dominique fue arrestado por grabar a mujeres en un centro comercial, filmándolas debajo de sus faldas. Durante la investigación, las autoridades encontraron casi 4.000 fotos y videos de Gisèle drogada y abusada por varios hombres. Fue entonces cuando Gisèle se enteró de la desgarradora verdad. En estado de shock, fue enviada a casa, donde le contó a sus hijos lo sucedido. Ese día, Caroline, David y Florian abandonaron la casa, y deshicieron todo lo relacionado con su padre. Tras la investigación, las autoridades encontraron fotos de Caroline, aparentemente drogada, aunque Dominique negó haber abusado de ella.
“La vergüenza debe cambiar de bando”
En septiembre de 2024, Gisèle y Dominique se enfrentaron cara a cara en el tribunal de Avignon. El juicio fue seguido por la prensa francesa y el mundo entero cuando Gisèle decidió renunciar a su derecho al anonimato y pidió que el juicio fuera público, con el objetivo de exponer las atrocidades que sufrió en lo que pensaba era su lugar seguro. Su valiente declaración buscó abrir el debate sobre el abuso y la sumisión química, un tema poco discutido pero devastador para muchas mujeres.
“Quiero que toda mujer que se despierte una mañana sin memoria de la noche anterior recuerde lo que dije”, expresó Gisèle, destacando la importancia de hablar sobre el abuso para prevenir más víctimas. “Fui sacrificada en el altar del vicio y debemos hablar al respecto”, agregó.
Al caso fueron vinculados 72 sospechosos, de los cuales la Policía solo pudo localizar a 50. El tribunal correccional de Aviñón les dio condenas entre 3 y 15 años de prisión, unas penas inferiores a las solicitadas por la Fiscalía.
“Respeto” la sentencia, dijo en una breve declaración a la prensa Gisèle Pelicot, reportó la AFP. Por su parte, un miembro de la familia, que pidió el anonimato, comentó a la agencia que “los hijos (de Gisèle y Dominique Pelicot) están decepcionados por las bajas penas”.