Marbel Blanco enfermera especializada en geriatría cuenta su experiencia al cuidado de los adultos mayores
La palabra “
asilo” tiende a ser percibida de manera negativa, desde el imaginario colectivo se asocia a diferentes escenarios tétricos, llenos de sentimientos de olvido, lugares escasos de salubridad y personal intolerante abusando de seres humanos incapaces de defenderse, algo que los medios de comunicación y espacios en internet corroboran con historias contando sus experiencias, reafirmando más este pensamiento.
La sociedad no está al tanto de las nuevas formas y modelos de cuidado hacía los adultos mayores, ya que no es habitual encontrarse espacios que humanicen está actividad y que sus labores las lleven a cabo con un factor diferencial, el “amor” hacía está profesión.
Marbel Luz blanco Barros una Barranquillera que, a sus 46 años, es el ejemplo de que este imaginario puede ser borrado y plasmar un arquetipo diferencial sobre el ejercicio de la geriatría. Desde hace 12 años, ella ha ejercido la función de estar al tanto de la vida de un grupo de adultos mayores que la consideran parte de su familia, con sus estudios de gerontología ha sido cabeza en un seleccionado equipo de enfermeras con la función de preservar la vida de seres humanos con enfermedades degenerativas los cuales necesitan de su apoyo las 24 horas del día.
En esta entrevista, conoceremos el impacto que está mujer ha tenido en su entorno y la forma en que un agente de cambio puede influir en la vida de las personas que más lo necesitan.
Una historia que contar
Para muchas personas las vivencias más fuertes y de las que se tienden a quedar en lo más profundo de nuestro hipocampo, es lo que recordamos arduamente en nuestra niñez, esa sonrisa inocente que nos causa imaginar lo feliz que éramos en un mundo del cual no sabíamos lo difícil que llegaría ser, esa es la manera en cómo Marbel recuerda su entorno con sus abuelos:
“Esto nace a raíz del amor hacia mis abuelos, propio del distanciamiento con ellos, el amor que ellos me brindaban en el tiempo corto que logré convivir con ellos, lo consentida que fui y después asumir la pérdida del gran amor que siento aún por ellos aunque no se encuentren conmigo. Trato de llevar este amor y brindarles a las personas que cuido, dándome una lección personal de vida de amor propio y amor hacia mis viejos”.
A raíz de esto, sus estudios en gerontología en la ciudad de Medellín, la llevaron a posicionarse en un lugar diferente en la ciudad de Barranquilla.
Mi edad de oro
El Hogar Geriátrico “
Mi edad de oro”, es un centro de cuidado de adultos mayores con un enfoque en la gerontología, esta es la ciencia que estudia la vejez humana, dedicada a la comprensión, diagnóstico y pronóstico del adulto mayor, con un enfoque en preservar su máxima capacidad de autonomía e independencia. Este lugar ubicado en la ciudad de Barranquilla, justamente en la carrera 45 No. 85 – 65, ha sido espacio para que ella reafirme el modelo
“humano” hacía un grupo selecto de personas con poca visibilidad en el campo de la salud.
Desde 2012 ella llegó al lugar con un sueño, ser diferente y plantear algo distinto a lo que los sitios del cuidado al adulto mayor ofrecían como manera de empleo:
“Cuando yo llegué aquí a Barranquilla me dio muy duro, porque aquí lo que buscan en los hogares geriátricos es una enfermera, en este caso mi edad de oro me dio la oportunidad de llegar y trabajar con ellos, a raíz de mis conocimientos. Me tocó un poco duro porque mi hoja de vida no se enfocaba a lo que en realidad buscaban los demás lugares, entonces aquí mi jefe me abrió las puertas”, aseguró Marbel al referirse a un espacio donde puede aprender junto a los
“abuelos” y demostrar sus capacidades como enfermera geriátrica.
El ejercicio de cuidar
Marbel Blanco es la enfermera jefe, cuenta con la función de supervisar y asegurar que su modelo de trabajo se lleve a cabo de la mejor manera, esto con la ayuda de diferentes practicantes y enfermeras:
“El grupo de trabajo que tenemos, tiene que darse con responsabilidad, el cuidado hacía ellos, vigilamos siempre cada personal que tenemos aquí, realizamos monitoreos para chequear de manera continua su estado, ya que estos abuelos están en constante riesgo de caída”, expresa la mujer al referirse al sistema de actividades que ejecutan en el lugar.
La particularidad de esté hogar geriátrico, es que la mayoría de los adultos mayores, cuentan con enfermedades degenerativas, alzheimer, demencia senil y parkinson. Así que el trabajo de adecuar el sitio para que estas personas tengan la mejor experiencia no ha sido un trabajo fácil, Blanco recalca que tienen diferentes reglas para que el adulto mayor pueda pertenecer al lugar:
“El primer paso a seguir es hablar con el personal encargado o el familiar que traen al abuelito y hacerles entender que no existe posibilidad de abandono, ya que una de las reglas es la visita constante, el estar pendiente y comunicarles cada cosa que ocurre con ellos, lo segundo es que se tenga un monitoreo activo con cámaras para la seguridad del abuelito, tengo hasta un grupo con la familias, se llama familia mi edad de oro, donde estamos constantemente mandando información sobre ellos”.
Una labor más que humana
Uno de los lemas que tiene esta mujer al dar su servicio como enfermera jefa es tener el tacto necesario para atender a los
“abuelitos”, un sentir
“más que humano” es lo que expresa ella con sus palabras y lo que intenta transmitir siempre cuando enseña sobre este ejercicio
“Aquí venimos a brindarles amor, queremos que ellos se sientan en su casa, les comento que es algo difícil pero no imposible, imagínense que esté es el abuelo de ustedes y así es como ustedes los van a tratar”.
Marbel ha sido la semilla que ha florecido en el corazón de muchos abuelitos, gracias a ella tiene un lugar en donde poder pasar sus últimos tiempos de vida con gratitud y paz, sobre todo el deseo de enseñar y preparar el futuro de la geriatría en implementar el deseo
“más que humano” por cuidar, una labor que plasma un sentir diferente en nuestra sociedad.