El tifón Shanshan, catalogado como “extremadamente fuerte”, azotó la isla de Kyushu, en el sur de Japón, dejando un rastro de destrucción y caos.
Con vientos que alcanzaron los 252 kilómetros por hora, la tormenta tocó tierra la mañana del jueves, cerca de la ciudad de Satsumasendai, en la prefectura de Kagoshima.
Las autoridades japonesas emitieron la alerta máxima y recomendaron la evacuación de cientos de miles de personas para evitar una tragedia aún mayor.
Las imágenes difundidas por la emisora pública NHK TV mostraron la magnitud del desastre: árboles arrancados de raíz, ventanas destrozadas, techos que volaron por los aires y calles inundadas.
En la ciudad de Miyazaki, los habitantes vivieron momentos de terror cuando un tornado se desató en medio de la tormenta, causando heridas a 26 personas y daños significativos en al menos 124 edificios.
El paso del tifón también dejó una trágica cifra de tres muertos. En la ciudad de Gamagori, un deslizamiento de tierra provocado por las intensas lluvias sepultó una casa en la que vivía una familia.
Los padres, ambos de unos 70 años, y su hijo de treinta y tantos, no lograron sobrevivir al desastre, mientras que dos hijas adultas lograron escapar con vida.
Además, más de 254,000 hogares se quedaron sin electricidad en toda la región, agravando aún más la situación de los afectados. Las fuertes lluvias, que se espera que alcancen los 1,100 milímetros en algunos lugares, han elevado el riesgo de desastres adicionales, como inundaciones y deslizamientos de tierra.