En el marco de una recuperación económica tras años de crisis, Venezuela celebra hoy sus elecciones presidenciales, un proceso marcado por tensiones políticas y controversias. Los ciudadanos tienen la oportunidad de elegir a su próximo presidente entre diez candidatos, pero la contienda principal se dará entre el actual mandatario Nicolás Maduro, del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), y Edmundo González Urrutia, de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD).
Maduro, quien ha estado en el poder desde 2013, busca asegurar su reelección para el periodo 2025-2030. A lo largo de su campaña, ha contado con los recursos del Estado para promover su candidatura, a pesar de las críticas sobre el uso de fondos públicos y las acusaciones de manipulación electoral. La situación es particularmente crítica dado que la normativa electoral venezolana permite al presidente en funciones mantenerse en el cargo durante la campaña, lo que ha generado preocupaciones sobre la equidad del proceso.
González Urrutia, exembajador de Venezuela en Argelia y candidato de la MUD, cuenta con el apoyo de figuras destacadas de la oposición como María Corina Machado, quien ganó las primarias opositoras pero se encuentra inhabilitada, y Henrique Capriles Radonski. A pesar de su popularidad y una ventaja significativa en las encuestas, el candidato opositor enfrenta desafíos importantes, incluyendo un cuestionado Consejo Nacional Electoral y la posible manipulación del resultado.
Las encuestas previas sugieren que González Urrutia podría tener una ventaja de hasta un 25%, sin embargo, la historia electoral reciente está marcada por controversias y alegaciones de fraude. En 2013, la victoria de Maduro en su primera elección fue cuestionada por su principal rival, Capriles, quien denunció irregularidades que mancharon el proceso.
A nivel práctico, la realidad política y social de Venezuela se ve influenciada por la persistente influencia del chavismo. El PSUV controla actualmente 19 de las 23 gobernaciones y 210 de las 335 alcaldías, mientras que la oposición ha tenido una representación limitada y cuestionada en los últimos años. Además, Maduro ha utilizado la figura de Hugo Chávez, su predecesor, para mantener el apoyo de sus bases, eligiendo el 28 de julio, fecha del natalicio de Chávez, para realizar las elecciones.
La situación de la oposición también se complica con la prohibición de observadores internacionales independientes, como lo demostraron las recientes expulsiones de figuras internacionales y exmandatarios que buscaban monitorear el proceso electoral. El gobierno ha intensificado su control sobre la narrativa electoral y ha adoptado un discurso menos confrontacional en los días previos a la votación.
Con 21.392.464 venezolanos habilitados para votar y una población de casi 2.814.000 venezolanos en Colombia, el resultado de estas elecciones será fundamental no solo para el futuro político del país, sino también para el equilibrio de poder en la región.
¿Qué sigue si González Urrutia gana? De ser así, el candidato opositor deberá esperar hasta el 10 de enero de 2025 para asumir el cargo, un periodo en el que podrían ocurrir numerosos eventos políticos que influirán en la transición de poder. Las tensiones y la incertidumbre sobre posibles maniobras del actual gobierno para obstaculizar el cambio mantienen al país en vilo mientras se acerca el cierre de esta jornada electoral crítica.