El Distrito de Barranquilla propuso al Gobierno nacional una estrategia definitiva para proteger el Parque Isla Salamanca frente a los incendios que están ocasionado daños al ecosistema y contaminando, de paso, el aire que respiran los habitantes de la capital del Atlántico.
En el incendio que se originó el pasado 18 de junio, Barranquilla alcanzó un máximo nivel de alerta, al pasar de 18-25 de material particulado (pm2.5) a 90. El pm2.5 es un estándar contaminante.
En una reunión con el viceministro de Ambiente, Roberto Mario Esmeral, el alcalde Pumarejo Heins afirmó que “este es un patrimonio del Caribe colombiano que debemos salvaguardar por la salud de sus habitantes y de todo el planeta”.
Pumarejo entregó un plan detallado de la intervención que, en primer lugar, procura contener las quemas mediante controles ejercidos por la autoridad, equipos y acciones de contingencia y asistencia social para los habitantes.
El complejo fue declarado hace 56 años como Parque Nacional Natural Isla de Salamanca.
En 1998, el delta del río y la ciénaga Grande de Santa fueron nombrados por la Unesco como sitios Ramsar de importancia mundial. Y dos años más tarde los elevó a Reserva del Hombre y la Biosfera, dada la variedad de sus sistemas marino y terrestre.
En el 2001, la isla fue designada área de importancia para la conservación de aves, dado que hasta allí reposan las especies migratorias que viajan desde las zonas de invierno.
Los expertos del Distrito creen que allí está una de las áreas más significativas de manglares del país, lo que tiene gran importancia para los ecosistemas del Caribe colombiano.
Sin embargo, cada cierto tiempo los cazadores e invasores realizan quemas que acaban especies, deterioran el suelo y contaminan el aire de la zona de mayor influencia que es, justamente, la ciudad de Barranquilla.
La jefe de la Oficina de Gestión del Riesgo del Distro, Ana Saltarín Jiménez, dijo que este año van 42 incendios, de los cuales 8 han ocurrido en la isla Salamanca y 34 en los islotes. El actual ya completa una semana y aún no ha terminado de sofocarse. El mayor problema es la complejidad que representa la atención de cada emergencia.
En estos casos se requiere mover un equipo de más de 50 personas, asumir altos costos fiscales y pedir engorrosas autorizaciones para el préstamo de un helicoptero con Bambi Bucket a fin de evitar que avance el daño al ecosistema.
Mientras tanto, sobre el cielo de Barranquilla se va posando una extensa nube gris que contamina el aire y afecta la salud de los habitantes.
Por eso, la propuesta del Distrito. “Le pedimos al viceministerio de Ordenamiento Ambiental del Territorial y a la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo que cambiemos la manera como estamos trabajando. No podemos esperar que un incendio se salga de control, para pedirle el favor a la Fuerza Aérea de que nos preste un helicóptero por un par de horas, con los consabidos costos de combustible, para sofocar unas llamas que tardan más”, informó el alcalde.
La idea que dejó sobre la mesa, integra al Gobierno nacional, al departamento del Magdalena y al Distrito de Barranquilla. “Nosotros -dijo el alcalde- estamos dispuestos a poner ya nuestra parte, porque no podemos consentir que se siga afectando gravemente a este pulmón de la tierra y de esa manera la vida de las personas”.
La propuesta, que fue de muy buen recibo por parte del viceministro, consiste en la detección temprana de incendios con tecnología de punta que trabaja sobre mapas de calor y permite actuar oportunamente a los organismos de socorro.
Asimismo, un trabajo con las comunidades de la zona para entregarles alternativas de vida y socialización que eviten la quema para caza, invasión o producción de carbón.
Los bomberos del municipio de Sitionuevo, que a pesar de las ayudas que está dando el Distrito de Barranquilla se encuentran en condiciones precarias, contarían ahora con equipos y herramientas para movilizarse y atender las emergencias.
El plan incluye la compra y uso de avionetas cisterna especializadas en combatir fuegos, que toman agua de los ríos o ciénagas con sistemas parecidos a los que usan los hidroaviones, para luego regarlas sobre las llamas.
Con esta iniciativa, la costa Caribe tendría un equipo aéreo permanente para combatir fuegos forestales, inclusive en otras zonas de reserva como la Sierra Nevada de Santa Marta o la Serranía del Perijá, a costos más bajos y con mayor eficiencia.
“Es hora de soluciones de fondo. Aunque no es nuestra jurisdicción ni responsabilidad directa, sí somos, como ciudad, los principales dolientes y perjudicados”, dijo el alcalde Jaime Pumarejo.