Miles de peces muertos en caños y ciénagas generan alarma entre comunidades de La Mojana debido al calentamiento de las aguas y la falta de oxígeno.
En diversas poblaciones de La Mojana, la escena se repite con dolorosa regularidad: miles de peces flotan inertes en caños, ciénagas y arroyos, dejando en evidencia una tragedia ambiental que preocupa profundamente a los habitantes locales.
El impacto del cambio climático se hace sentir con fuerza en esta región, donde la sequía se convierte en el principal actor de una tragedia que afecta directamente a las comunidades que dependen de la pesca como sustento de vida.
La crítica situación se manifiesta de manera especialmente grave en el Caño Rabón, ubicado en la vereda Chinchorro del municipio de San Benito Abad, así como en algunas localidades del departamento de Sucre, donde apenas se estaban recuperando de las inundaciones provocadas por el boquete de Cara de Gato.
El concejal Luis Fernando Romero Romero, residente del corregimiento de Centro Alegre, expresa la angustia que embarga a las comunidades del Orejero, Campo Alegre, San Mateo y San Luis: «Se nos han muerto todos los peces y nos encontramos muy preocupados porque la pesca es el sustento de nuestras familias».
Las primeras investigaciones apuntan al calentamiento de las aguas y la falta de oxígeno como las principales causas de la mortandad de peces, fenómeno directamente relacionado con el impacto del cambio climático y el fenómeno de El Niño.
Los habitantes de la región, junto con cultivadores, campesinos y pescadores, alertan sobre los alarmantes niveles de calentamiento que están experimentando los cuerpos de agua en Sucre, advirtiendo que la tragedia podría agravarse en los próximos días.
Las impactantes imágenes muestran la desoladora escena de bagres y bocachicos muertos flotando en caños y ciénagas casi secos, resultado de la fuerte sequía que azota la región.
Ante este panorama desolador, las comunidades afectadas han solicitado la intervención urgente de las autoridades ambientales de Sucre y Córdoba, instando a la adopción de medidas preventivas para mitigar el impacto de la crisis.
La preocupación persiste ante la posibilidad de que el Fenómeno de El Niño se prolongue hasta el mes de junio, especialmente debido a la ausencia de planes de prevención en las áreas más afectadas.
La urgencia por actuar se hace evidente ante la devastación que deja a su paso la combinación letal de sequía, calentamiento de las aguas y falta de oxígeno, que amenaza con sumir a La Mojana en una crisis ambiental de proporciones aún mayores.