El expresidente Álvaro Uribe Vélez fue llamado a juicio por la Fiscalía General de la Nación por los delitos de soborno a testigos y fraude procesal, un hecho que ha generado una amplia cantidad de reacciones.
Uribe, en una reciente transmisión a través de redes sociales, expuso su punto de vista sobre las acusaciones en su contra y argumentó que el proceso judicial está motivado por animadversiones políticas.
“Siempre pedí la verdad, nunca pedí mentir ni callar. El pedido de verdad que obra reiteradamente en las intervenciones en las comunicaciones ilegalmente interceptadas, llevó a la Corte a presumir que eso era una apariencia de mi parte, una simulación. Este juicio lo adelantan por presunciones políticas, por animadversiones personales, por venganzas políticas, sin pruebas que permitan impedir que yo buscaba sobornar testigos o engañar a la justicia”, dijo el expresidente.
Uribe hizo referencia a varios antecedentes y pronunciamientos judiciales que, según él, demuestran la falta de fundamentos en las acusaciones.
El expresidente fue un poco más allá de la argumentación de las razones políticas para juzgarlo y manifestó que el proceso en su contra se enmarca en la actual política de la paz total.
“A mis acusadores les permiten de todo y a mí me acusan sin pruebas por soborno de testigos y engaño a la justicia. Ha quedado claro en este proceso el origen de las menciones que han hecho personas sobre el fiscal Montealegre, cuya rabia política contra mi persona y mi familia también es notoria. Esta manipulación en contra de mi persona las señales de hacer parte de la motivación para un acuerdo de paz total o para una ley de punto final”, añadió Uribe.
Uribe enfatizó en la ausencia de pruebas concretas que lo vinculen con los delitos de los que se le acusa. Según su declaración, ninguna de las evidencias presentadas hasta la fecha demuestra que haya incurrido en soborno de testigos o en intentos de engañar al sistema judicial.