En la segunda semana de pausa en Estados Unidos de la vacuna contra el COVID-19 de Johnson & Johnson, las autoridades estudian reanudar la aplicación a la manera europea: con advertencias sobre un riesgo “muy raro”.
Se aguardaba una nueva orientación por parte de un panel asesor del gobierno sobre el posible vínculo entre la vacuna de J&J y un puñado de personas que la recibieron y sufrieron coágulos sanguíneos muy inusuales.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC por sus siglas en inglés) pidieron a sus asesores que determinen la verdadera magnitud del riesgo y la midan contra la necesidad de vacunar a millones de personas contra un virus que sigue infectando a decenas de miles cada día.
“Comprendo la importancia de actuar rápidamente”, dijo la doctora Rochelle Walensky, directora de los CDC. Se espera que el gobierno haga una “recomendación que tenga en cuenta el riesgo contra el beneficio” de aplicar la vacuna de J&J, que requiere una sola dosis.
Días atrás los reguladores europeos autorizaron el uso de la vacuna de J&J al determinar que los beneficios superan de lejos lo que parece ser un riesgo sumamente inusual. Muchos expertos estadounidenses están de acuerdo, pero el panel de los CDC también toma en cuenta si convendría aplicar otra vacuna a los adultos jóvenes sanos, que tienen menores probabilidades de padecer un COVID-19 grave, ya que los coágulos han aparecido en personas menores de 60 años.
“La población, la comunidad, debe estar informada acerca de esos riesgos para que pueda tomar decisiones con fundamento”, dijo el inmunólogo Naor Bar-Zeev, quien sigue el debate.
El problema es un coágulo sanguíneo extraño que se forma en lugares inesperados, como las venas que drenan la sangre del cerebro y en personas con niveles anormalmente bajos de las plaquetas, que forman coágulos.
Los CDC y la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA por sus siglas en inglés) detectaron a seis personas que sufrieron esos coágulos entre una y tres semanas después de recibir la vacuna de J&J, una de las cuales murió. Luego se amplió la investigación al recibirse información de un “puñado” de casos de coágulos en Oregon, según Walensky.
AP