El 15 de abril de 1957 el mundo del entretenimiento se conmocionó con la noticia de que “el ídolo del pueblo” falleció en un accidente aéreo cuando la avioneta en la que viajaba se desplomó en un barrio popular de Mérida, Yucatán.
Para entonces, Pedro Infante ya era una superestrella consolidada del medio artístico y sus participaciones en el cine y la música lo consagraban como el máximo exponente de la canción ranchera y romántica, y la figura más fulgurante del cine nacional.
El día de su muerte, “el ídolo de Guamúchil” viajaba como copiloto en la C-87 Liberator Express, vehículo que lo llevó a la muerte, y el hecho de que nunca se encontraron sus restos -que podría justificarse por el impacto demoledor de la avioneta-, ha ayudado a abonar a una serie de mitos en torno a su figura.
Y es que así como ya hemos escuchado las famosas teorías de conspiración que aseguran que ídolos como Elvis Presley, Michael Jackson, Jenni Rivera o Juan Gabriel en realidad no están muertos sino que habrían fingido su muerte para, hartos de la fama, vivir tranquilamente lejos del ojo público, estos dime también alcanzaron a “el inmortal”.
Las teorías involucran a Pedro, de quien aspectos insólitos sobre su muerte se han rumorado al paso de los años, dando pie a especulaciones sobre que el cantante siguió vivo muchos años más en algún lugar de México.
El cantante de 100 años cumpliría 104 este 2021, y una de las teorías más sonadas en aquel 1957 fue que el ídolo quiso manejar la narrativa de su fallecimiento tras haber resultado con graves quemaduras en el rostro y lesiones en sus extremidades, por lo que presuntamente se habría rehusado a que el público lo viera con deformidades y problemas para caminar.
También se especuló que tras fingir su muerte, Infante vivió en Mérida alejado de la gente en una finca. Hay versiones que refieren que Pedro adquirió y construyó propiedades en Yucatán entre ellas hoteles, sitios en los que los lugareños manifestaron incluso haberle conocido en persona.
Otra teoría, por demás hilarante, cuenta que “el ídolo del pueblo” habría tenido la mala fortuna de involucrarse sentimentalmente con la amante de un poderoso personaje de la política nacional, quien loco de celos al enterarse de la traición de su amor, dio la orden de “deshacerse del artista”.
Se dice que Pedro habría sido trasladado a las Islas Marías, pero según se cuenta, uno de sus custodios habría tenido misericordia de él y lo soltó en la costa nayarita, donde se rumora que deambuló por años como indigente.
Pocas semanas después del fatídico accidente de 1957 que públicamente le quitó la vida al artista, tomó relevancia el rumor de que Mario Moreno Cantinflas tendría escondido a Infante en un rancho cercano a Pachuca, Hidalgo, esto aunque “el mimo de México” fuera uno de los hombres que cargaron el féretro.
Al paso de los días, el mismo Cantinflas alimentó el mito asegurando que Pedro Infante estaba vivo, aunque más adelante “le arregló” expresando que seguía vivo, pero en el corazón de todos los mexicanos. Se dice que en aquellos años, incluso Cantinflas llegó a ofrecer una cantidad de dinero a quien le demostrara que Pedro Infante efectivamente había muerto.
Años más tarde, en la década de los 80, un peculiar personaje llamó la atención del público. Se trata de Antonio Pedro, un hombre que reunía todas las características del protagonista de Nosotros los pobres: estatura, mismas cicatrices, ademanes, la edad que Pedro tendría en aquel entonces y, lo más sorprendente, la misma caligrafía, hecho comprobado con un perito español.
Se hizo popular por “venderse” como el imitador de Pedro Infante y presentarse en bares de Coyoacán y el Centro Histórico, en la Ciudad de México; su popularidad lo llevó a ser entrevistado en la televisión e incluso a producciones del cine mexicano, donde dada su similitud con el artista, lo hicieron actuar al lado de histriones que en verdad compartieron el set alguna vez con Infante, incluso trabajó con Cruz Infante, hijo del ídolo.
Con el tiempo, el mismo Antonio Pedro alimentó la teoría diciendo “reconocer” que era Infante, e incluso describió escenas de las vidas del actor, supuestamente inéditas y desconocidas. Sin embargo, la fama no le duró para más y Antonio Pedro terminó en su vejez animando fiestas de cumpleaños y XV años. Falleció en 2013, cuando Infante habría tenido 96 años. Incluso se dice que se conocen muy pocos datos antes de 1983 del sujeto que fue conocido como Antonio Pedro, por lo que su vida “anterior” sigue siendo un enigma.