Por: Jorge Vergara Carbó
Tanto los señores del Intergremial como los directivos de la Cámara de Comercio de Barranquilla, en un reciente comunicado, le piden al presidente Gustavo Petro que asuma $3 billones del Presupuesto General de la Nación para invertir en las líneas de distribución en el Caribe y, además, que evite un apagón financiero, asumiendo $2,6 billones para pagar la opción tarifaria del servicio de energía eléctrica. Este comunicado es lo más aberrante, descarado y cínico que he visto en mis años de experiencia en el sector.
A estos señores no les interesa defender a los usuarios residenciales, pequeños empresarios y comerciantes que están pagando una tarifa alta, no; están preocupados por el bolsillo de un privado, Alberto Ríos, que compró una empresa regalada, por $285.000 millones, pero en la negociación lo libraron del pasivo pensional, le hicieron inversiones por más de $2 billones, le regalaron una cartera de algo más de $ 2 billones, y la facturación del mes de octubre de $150.000 millones.
No contentos con esas gabelas, hoy los gremios amenazan al gobierno con un apagón financiero que no existe porque las grandes deudas las tienen los distribuidores grandes que por estar integrados verticalmente se las deben a EPM, ENEL y otras. Es una deuda consentida “yo con yo”. Distinto es el caso de Air-e que no está pagándole a los generadores puntualmente (no compran en bolsa), y un grupo de empresas distribuidoras pequeñas que compran su energía en bolsa a precios exorbitantes porque ningún generador firma contratos con ellos por su falta de flujo de caja, casi todas del sector público, lo que pone en peligro su operación.
Pretenden los gremios, cuyas empresas son autogeneradoras o tienen contrato a largo plazo con las empresas generadoras que para resolver el problema tarifario del pequeño industrial y comerciante, como de los usuarios residenciales, que el gobierno haga las inversiones que le corresponde a Air-e y Afinia, inversiones a las que se comprometieron cuando decidieron comprar esos mercados, y les pague la deuda registrada en sus estados financieros por la opción tarifaria. Es decir, los gremios del Atlántico y la CCB le piden a Gustavo Petro que salve al señor Alberto Ríos de la quiebra otorgándole los recursos del PGN, y le piden que, además, que les mantenga el sobreprecio que pagamos en la tarifa en el Caribe por los conceptos de pérdidas de energía y comercialización.
Así si es rico trabajar sin ningún riesgo dado que, si me quiebro, el gobierno sale a salvarme. Entonces, ¿para qué privatizar los servicios públicos si el Estado termina pagando su mala gestión? ¿No es mejor que el gobierno de Gustavo Petro decida, para el Caribe colombiano, que los servicios de energía y agua sean prestados por una empresa pública o de economía mixta?
Sí es posible constituir una empresa pública integrada verticalmente en el Caribe, basta fusionar las generadoras Gecelca y Urra, con la de transmisión regional de Transelca. Las tres son públicas y sumarles las empresas comercializadoras y distribuidoras existentes una privada que está para quebrar y la otra publica filial de EPM.
Con esa decisión, presidente, vuelve a darle al Caribe su autonomía energética cuyas inversiones futuras deben dirigirse a energías alternativas. Esta medida debería estar acompañada de una política pública orientada a que toda nueva urbanización, de cualquier tipo en el Caribe, se le obligue, para otorgarle su licencia, a que deba instalar energía solar, lo ideal para el cambio climático.
Por otra parte, parece ser que la empresa Air-e puede hacer lo que le viene en gana. Es juez y parte en los reclamos. No publica sus estados financieros para esconder sus pérdidas, y la Superintendencia de Servicios Públicos Domiciliarios no dice nada. Afinia – EPM publican en su página web sus estados financieros auditados, en cambio Air-e no lo hace.
Presidente Petro, no se deje amedrentar por estos gremios que pretenden crear el pánico amenizándolo con un posible apagón financiero y de energía eléctrica. Eso no es posible. Actualmente tenemos suficiente capacidad instalada, y por muy mal que se operen los embalses, contamos con la energía térmica disponible y parte de la solar y eólica que pueda ir entrando.
El país no puede continuar con la filosofía de que si el privado se quiebra el gobierno salga en su rescate. La esencia del sistema capitalista es el riesgo, y si este lo asume el Estado, ¿para qué privatizar entonces?
Señores del Intergremial del Atlantico, ¡no sean tan descarados! Piensen un instante en el pueblo.
Viena, Austria, septiembre 29 de 2023.