Por: José Caballero.
La inequidad regional en Colombia sigue siendo un problema persistente en el proceso de desarrollo territorial del país. Para ilustrar este punto, consideremos citar uno de los llamados de atención del alcalde Jaime Pumarejo al gobierno central, quien ha enfatizado que: “siempre se espera que las regiones financien estudios de obras y coinviertan en proyectos”. En teoría, esto podría parecer una forma justa de distribuir responsabilidades, pero en la práctica, favorece a las regiones prósperas en detrimento de las más rezagadas económicamente y con poca capacidad técnica.
Un ejemplo claro de esta dinámica es la inversión que tendrá el metro de Bogotá en comparación con la falta de recursos para abordar la crisis energética en el Caribe, mientras para el primero vamos a pagar 25 billones de pesos del erario público para el segundo solo necesitamos 8 billones. En tanto, las ciudades más grandes del país como Bogotá y Medellín suelen recibir una inversión significativa para proyectos de desarrollo, en la región caribe pareciéramos condenados a enfrentar una situación precaria en el suministro de energía, lo que obstaculiza nuestro crecimiento económico y deteriora nuestra calidad de vida.
Otro ejemplo que resalta la magnitud del problema es la falta de compromiso del gobierno central con la puesta en marcha de los Juegos Panamericanos 2027, un evento que todos anhelamos celebrar en la región caribe para continuar proyectando nuestra región como un destino turístico atractivo. Estos juegos no solo promoverían el turismo y el comercio, sino que también fortalecerían el espíritu deportivo de las próximas generaciones y permitirían seguir consolidando la infraestructura deportiva. A pesar de su importancia para la región y el país en general, la falta de recursos destinados a este evento refleja una vez más la disparidad en la distribución de inversiones
Para abordar esta inequidad regional, es crucial que el Estado reconsidere su forma de enviar transferencias a los departamentos y municipios. En Colombia debe existir un compromiso genuino con la descentralización, destinando recursos de manera estratégica para cerrar las brechas en el país.
Sin duda, es esencial reconocer que, además de redistribuir los recursos de manera más equitativa, también debemos priorizar la generación de mayor capacidad institucional en las regiones. Esto implica fortalecer las capacidades técnicas y administrativas de los gobiernos locales, garantizando que puedan gestionar eficazmente los recursos asignados y llevar a cabo proyectos de desarrollo de manera eficiente. Solo a través de esta inversión en la capacidad institucional de las regiones podremos aspirar a un verdadero equilibrio en el desarrollo territorial de Colombia.