Si hay un congresista que genere amores y odios es Armando Alberto Benedetti. Amores por su fiel electorado, que le permitió que entre el primero de enero de 1998 al 19 de julio de 2022, fuera concejal, representante a la Cámara y Senador.
Son 24 años consecutivos, casi la mitad de su vida del comunicador social y periodista que tiene 54 años, en que su fiel electorado lo ha seguido con abundante y constante votación.
Ya sea en el partido Liberal, el partido de la U o en su más reciente éxito, saltar al Pacto Histórico para convertirse en mano derecha de Gustavo Petro en la campaña presidencial.
Con buenas perspectivas. En momentos en que el mandatario electo confecciona su gabinete con milimetría de sastre, es el parlamentario saliente uno de los más opcionados para ser su secretario privado o designado en encumbradas posiciones del Estado.
Y es evidente la capacidad que tiene Benedetti para calar en todo tipo de públicos. Es el hombre de las D. Desabrochado, directo, divertido y a veces díscolo, afirman quienes lo conocen con lupa
Es el opuesto a su padre, el exministro barranquillero, Armando Benedetti Jimeno. Considerado como un hombre culto, discreto, liberal de pura sepa, de antaño, cercano al samperismo, columnista y analista político por décadas.
Junto al congresista, sus tres primeras esposas, María Angélica Navarro, Haifa Mezher, Angelina Castro y su actual pareja Adelina Guerrero. También sus cuatro hijos, uno con cada una.
En la otra orilla están sus contradictores. Repudian su desparpajo, tal vez envidian su éxito electoral, o varios que lo desafían y definen simplemente como un corrupto.
La lista es larga. Desde lo personal hasta los que pretenden demostrar con pruebas que tiene moral distraída.
El abogado penalista Jaime Lombana, su excuñado, quien lidera desde hace años una cruzada para enviarlo a prisión. También el exfiscal Néstor Humberto Martínez, con su cercano amigo el actual fiscal delegado Daniel Hernández, quienes no cesan en su empeño por demostrar actuaciones de Benedetti, contrarias a la ley.
A ellos se suman Fuad, Alejandro y Arturo Char, los caciques electorales de la Costa Caribe con quienes lleva años compitiendo por los votos y el poder en la arenosa. Además varios congresistas del Centro Democrático.
Estos, algunos de sus innumerables enemigos quienes son reiterativos mediante denuncias radicadas ante la justicia. En concreto por menciones de negocios en La Previsora, el magisterio, Fonade, la Defensoría del Pueblo, Odebrecht, algunas gobernaciones y alcaldías, además de beneficios burocráticos recibidos en los gobiernos Uribe, Santos y al comienzo de la administración Duque de quien terminó distanciándose, esto para citar algunos casos.
Sin embargo, en todos los casos Benedetti ha salido avante. Y ha reaccionado con vehemencia por las que considera reiterativas denuncias en su contra. “Señores medios de comunicación: Van siete montajes graves en solo tres años. Cuando la pandilla calumnia sobre mí, aparezco en el titular, cuando demuestro que se equivocan nadie dice nada. Lo entiendo. ¿Será que esta vez cuando esta vez se sepa la mentira van a respetar mis derechos?”, aseveró el congresista en octubre de 2019.
Quizás de todos los casos, el que más le indignó fue cuando una firma privada contratada por sectores cercanos al uribismo, usó copias espejo de los registros tributarios de la Dian, para concluir que los padres del congresista se habían enriquecido en más de $100.000 millones.
El informe fue filtrado a la prensa con gran despliegue, pero al final se demostró que hubo un error en el análisis de las cifras. Fue la misma Dian la que evidenció que la empresa contratada para ese fin se equivocó en el cruce de la información y la interpretación de los números.
Benedetti, no tiene reparos a la hora de hablar con algunos amigos directores de los medios tradicionales a fin de impedir la publicación de investigaciones que siempre califica de refritos o carentes de pruebas.
Vino después una supuesta intervención en el caso Odebrecht donde se denunció su participación en el denominado grupo bulldozer del Congreso, integrado por congresistas que aprobaban proyectos en beneficio de la multinacional o hacían loby ante el gobierno de Juan Manuel Santos, proceso que archivó la Corte Suprema hace dos meses.
“La Corte ha reivindicado mi honra y buen nombre y ha ordenado ARCHIVAR la investigación por Odebrecht. A pesar del acoso mediático impulsado por mis enemigos políticos y sin recurrir a triquiñuelas y desafíos a nuestras instituciones, hoy demuestro mi inocencia después de 4 años”, comunicó el parlamentario a través de la red social Twitter.
Contra quien si opera un proceso en etapa de juicio, es contra Ruby Corredor, quien estuvo detenida, señalada de lavado de activos y enriquecimiento ilícito en cuantía de $1.600 millones. Ello derivado de la venta de un apartamento al senador Benedetti que había sido decomisado a la mafia. Una investigación que surgió de un informe de la Unidad de Análisis e Información Financiera, Uiaf.
Lo más reciente, lo anunció la Corte Suprema de Justicia, este lunes. “Tras abrir investigación en su contra, #SalaDeInstrucción de @CorteSupremaJ dispone vincular mediante indagatoria al senador Armando Benedetti (@AABenedetti) a proceso penal por presuntos interés indebido en contratos y tráfico de influencias, relacionados con hechos de Fonade”.
Una investigación que se originó en los beneficios por colaboración que recibió Jorge Iván Henao Ordóñez, gerente de la Unidad de Desarrollo Territorial de Fonade.
Según detalles del expediente conocido por la Agencia de Periodismo Investigativo, API, Henao Ordóñez, quien dijo a la justicia que como cuota política del exsenador Bernardo “El Ñoño” Elias en Fonade, conoció a Benedetti, quien le aseguró que tenía una empresa para ayudarla desde el fondo gubernamental.