La junta directiva del Banco de la República tomó la decisión este jueves de incrementar sus tasas de interés en 100 puntos básicos, llevando el indicador hasta 5 %, el incremento más duro en años.
La decisión se tomó por mayoría de cinco miembros de la junta que votaron por el incremento de 100 puntos básicos, mientras que dos se inclinaron por una subida de 150 puntos básicos.
Vale recordar que en la reunión de enero de este año, el banco sorprendió elevando este indicador en 100 puntos básicos, lo que lo dejó en 4 %, una decisión que en ese momento marcaba un hito por lo inclinado del alza.
Con el incremento de este jueves, el banco central colombiano ha realizado cinco aumentos de sus tipos de interés desde septiembre del año pasado, cuando estos se encontraban en uno de sus puntos históricos más bajos (1,75 %), como parte del paquete de estímulos para contrarrestar los efectos más duros de la crisis económica inducida por la pandemia.
De acuerdo con el Banco, “la invasión de Rusia a Ucrania podría intensificar las presiones alcistas sobre los precios internacionales de algunos bienes e insumos agrícolas, la energía y el petróleo. En este contexto, las diferentes medidas de expectativas de inflación han continuado en aumento”. El equipo técnico del Banco proyecta que la inflación cerrará 2022 en 6,4 %. Para 2023, de acuerdo con las proyecciones del Banco, la inflación debería llegar a 3,8 %, cerca ya de la meta de 3 % fijada por la entidad.
La inflación, en la mira
Las decisiones que viene tomando el Banco desde septiembre del año pasado tienen como objetivo cercarle el paso al crecimiento de la inflación, que lleva una trayectoria ascendente desde, por lo menos, mitad de 2021.
Para febrero de este año, el dato más reciente que ha presentado el DANE, la variación anual de la inflación (o sea, la comparación de este mes con el mismo del año pasado) se ubicó en 8,01 %; para su medición mensual (el cambio entre enero y febrero de 2022), el indicador registró un alza de 1,63 %.
El comportamiento de la inflación en febrero de este año “se explicó principalmente por la variación mensual de las divisiones alimentos y bebidas no alcohólicas y alojamiento, agua, electricidad, gas y otros combustibles”, dijo el DANE en su momento.
En particular, el grupo de alimentos sigue siendo el gran motor de la inflación en Colombia, algo que es preocupante de entrada, pero lo es aún más cuando se tiene en cuenta que las alzas en la comida tienden a golpear más los bolsillos de las personas con menores ingresos.
En el último año (febrero 2021-febrero 2022), la comida ha subido 23 %, según los datos del DANE.
En febrero, comparado con enero de este año, los mayores incrementos de precio se registraron en las papas con 16,14 %, cebolla con el 12,94 % y el tomate con 12,37 %. También hubo un aumento importante en las frutas frescas.
Aunque los incrementos son relevantes, la comida ha mostrado una ligera corrección porque estaba sobre el 3,6 % en enero y para este mes llegó al 3,26 %, según Juan Daniel Oviedo, director del DANE.
¿Cuál es el papel de las tasas de interés?
Para entender cuál es el papel de las tasas de interés en toda la economía, así como su incidencia en las decisiones y posibilidades de compra diarias de la gente es útil pensar este escenario como una serie de dominós. El primer dominó es la decisión de subir y bajar las tasas y desde ahí se desprende una cadena que acaba en la góndola del supermercado o en la oficina de créditos hipotecarios de un banco.
El banco central de un país es conocido, entre otros términos, como el banco de bancos porque la entidad le presta dinero a los demás actores institucionales del sistema financiero. Y, entre otros factores, es por este papel que sus tasas de interés terminan siendo claves para toda la economía: si el Emisor sube su tasa de interés, los demás bancos verán una presión financiera para prestarle a los ciudadanos y empresas a mayores tasas también.
Una subida de tasas de interés tiene la intención teórica de hacer un poco más escaso el dinero y de encarecer los créditos. Y estos dos elementos tienen, a su vez, la posibilidad de influir en las decisiones de consumo de las personas: si el crédito se encarece mejor no endeudarse para comprar esa moto, carro, casa.
Estas decisiones, colectivamente hablando, pueden ponerle un freno a la demanda, lo que a su vez puede terminar por bajar los precios de algunos bienes y, por ese camino, empujar hacia abajo la inflación.