“No seremos parte de subsidiar la guerra de Putin”, afirmó el mandatario.
El presidente de los Estados Unidos Joe Biden anunció este martes una de las medidas más duras contra Rusia, en represalia por la «injustificada» guerra contra Ucrania: La prohibición de las compras de petróleo y gas rusos.
“»Hoy anuncio que Estado Unidos está apuntando a la arteria principal de la economía de Rusia. El petróleo ruso ya no será aceptado en los puertos estadounidenses”, notificó el presidente Biden en declaraciones que hizo en la Casa Blanca.
“No seremos parte de subsidiar la guerra de Putin”, advirtió.
El mandatario declaró que Washington entiende que algunos de sus aliados en Europa no pueden unirse a la prohibición de importar energía de Rusia.
Además, Biden admitió que los precios del petróleo se incrementarán tras la prohibición impuesta al petróleo y al gas de Rusia.
En cuanto a la situación en Ucrania, el presidente de EE.UU. dijo que Washington y sus aliados continúan suministrando armas al país y aumentando la ayuda humanitaria.
La medida de prohibir la compra de petróleo y gas de Rusia adoptada por el presidente Biden representa “acciones para continuar responsabilizando a Rusia por su guerra no provocada e injustificada contra Ucrania” y se produce después de que países occidentales adoptaran una serie de sanciones contra Rusia, en respuesta a su operación militar en Ucrania.
La víspera, Biden hizo una videollamada segura con el presidente de Francia Emmanuel Macron, el canciller Olaf Scholz y el primer ministro británico Boris Johnson, en la cual los líderes afirmaron su determinación de continuar aumentando los costos para Rusia por su invasión no provocada e injustificada de Ucrania.
El pasado domingo, la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, informó en una carta que el Congreso estadounidense estaba estudiando excluir a Rusia de la Organización Mundial del Comercio (OMC), así como prohibir la importación a EE.UU. de petróleo y productos energéticos rusos.
Por su parte, el viceprimer ministro de Rusia, Alexánder Nóvak, pronosticó este lunes que el rechazo al petróleo ruso «tendrá consecuencias catastróficas para el mercado mundial». «Un aumento en los precios será impredecible: más de 300 dólares por barril, si no más», afirmó.
Este martes, coincidiendo con el anuncio del presidente Biden, el gigante energético británico Shell informó desde Londres que dejará de comprar petróleo y gas natural ruso, además de cerrar sus estaciones de servicio y otras operaciones en el país.
Shell indicó en un comunicado que dejaría de operar con todos los hidrocarburos rusos, incluidos crudo, derivados del petróleo, gas natural y gas natural licuado, “ de forma gradual”.
La decisión se tomó en medio de subidas en el precio del crudo que han remecido los mercados globales. El ministro ucraniano de Exteriores criticó hace unos días a Shell por seguir comprando petróleo ruso, y arremetió contra la compañía por seguir haciendo negocios con el gobierno del presidente Vladimir Putin.
“Somos muy conscientes de que nuestra decisión de la semana pasada de adquirir un cargamento de crudo ruso para refinarlo en productos como gasolina y diésel -pese a hacerse con la seguridad de los suministros en mente- no fue la correcta y lo lamentamos”, dijo el director general de Shell, Ben van Beurden. “Como ya hemos dicho, remitiremos los beneficios de la cantidad limitada restante de petróleo ruso que procesemos a un fondo dedicado”.
El ministro ucraniano de Exteriores, Dmytro Kuleba, dijo que había sabido que Shell compró “discretamente” el crudo el viernes y pidió al público que presionara a la empresa y otras firmas internacionales para detener esas compras.
“Una pregunta para Shell: ¿no les huele a sangre ucraniana el petróleo ruso?”, tuiteó Kuleba. “Pido a las personas con conciencia de todo el mundo que exijan a las empresas multinacionales que corten todos sus lazos de negocios con Rusia”.
Shell dijo la semana pasada que estaba “conmocionada por la pérdida de vidas en Ucrania” y que pondría fin a sus emprendimientos conjuntos con Gazprom, la enorme compañía de gas y petróleo controlada por el gobierno ruso.