De manera paradójica, aquellos sitios donde no querrían ver a sus hijos en un futuro, son los mismos que hoy les sirven como aulas para forjar su formación académica.
Esta es la situación real que deben afrontar algunos niños en del corregimiento de Guachaca en Santa Marta, donde los tacos, bolas de billar, cervezas, espuelas y gallos, se cambian por un tablero, cuadernos, tizas y lapices para de modo improvisado hacer del recinto un salón de estudios para los niños y niñas de esta zona de la capital del Magdalena.
Lo anterior como resultado del lamentable estado de algunos planteles educativos, el incremento de estudiantes y la falta de garantías en las medidas de bioseguridad en los colegios, son algunas de las razones que expresa Emilse Giraldo, presidenta de la Junta de Acción Comunal del corregimiento, para que los niños estén recibiendo clases en este lugar.
“No hay colegio para tantos estudiantes, el Distrito debe adecuar los que hoy tenemos para así lograr que los niños y niñas puedan asistir a una institución digna y no en una gallera o billar como donde hoy deben estudiar porque no hay para más”, aseguró Giraldo.
Esta situación genera que los niños no solo deban recibir de manera sus clases de manera incómoda, sino que, además, no puedan cumplir con la carga académica que estipula el Ministerio de Educación Nacional, porque el lugar no cuenta con baño y las otras mínimas condiciones para dar el horario completo.
“En estos momentos los niños dan clases hasta las 10:30 de la mañana, porque no tienen baño para a hacer sus necesidades y así cómo pueden aguantar sin ir al baño hasta el mediodía, eso es una maldad”, afirmó Francina Villalba, madre de familia, quien además exigió una pronta solución.