La literatura científica ya ha demostrado que las casi 50 mutaciones de la variante Ómicron, 30 de ellas en la proteína Spike y 15 en el dominio de unión al receptor, provocan una mayor transmisibilidad y menor gravedad del Covid-19.
Según el estudio, publicado en la plataforma de preprints MedRxiv, las muestras de saliva aportarían más fiabilidad en la detección del coronavirus en detrimento de las procedentes de la mucosa nasal o nasofaríngea, actualmente consideradas las más fidedignas.
“El patrón de diseminación viral durante el curso de la infección se altera para Ómicron con una mayor diseminación viral en la saliva en comparación con las muestras nasales, lo que resulta en un mejor rendimiento diagnóstico de los hisopos de saliva”, explican los investigadores.
Estas afirmaciones se han basado en un estudio comparativo de la eficacia de las pruebas diagnósticas en casos de variante Delta y Ómicron. Los resultados arrojaron que para la variante Delta, el porcentaje de concordancia positiva (PPA) fue mayor en los hisopos que recogieron una muestra nasal frente a los de saliva, con un 100 por cien de concordancia frente al 71 por ciento, respectivamente.
Unos datos muy similares a los recogidos con las variantes anteriores. Sin embargo, con Ómicron el paradigma ha cambiado, ya que los resultados de los investigadores sudafricanos muestran mayor efectividad con las muestras de saliva. En concreto, la concordancia del 100 por cien se registró para este tipo de muestra en lugar de la nasal, que registró un 86 por ciento.
“Esto respalda el hallazgo de una replicación viral mejorada en el tejido del tracto respiratorio superior y posiblemente alteración del tropismo tisular. Es un hallazgo importante, ya que el estándar actual de atención para el diagnóstico mediante hisopos de la mucosa nasal o nasofaríngea puede ser subóptimo para la variante Ómicron”, concluyen los investigadores.